José Alfredo Jiménez, en la casa que lo vio nacer

24 / Julio / 2018

Por Oscar Verdín Camacho

El 17 de diciembre de 1972, José Alfredo Jiménez fue nombrado Hijo Distinguido de su pueblo natal, Dolores Hidalgo, Guanajuato; durante el especial evento, con emoción escuchó hablar a su mamá Carmen Sandoval y también recibió un presente de un grupo de niños de la escuela donde fue en su infancia.

Aquella fecha, al tomar el micrófono José Alfredo pidió que el día que muriera no fuera sepultado en la Rotonda de los Hombres Ilustres, sino ahí en Dolores Hidalgo, un deseo que fue cumplido al poco tiempo.

Se cree que ese fin de año el inigualable compositor y cantante ya presagiaba su muerte, se sabía un padecimiento a causa del consumo de bebidas y falleció el 23 de noviembre de 1973, a los 47 años y dejándonos cientos de canciones que continúan vigentes hasta nuestros días y que, en no pocos casos, las hemos adaptado a nuestro diario hablar:

No vale nada la vida/la vida no vale nada/comienza siempre llorando/y así llorando se acaba/por eso es que en este mundo/la vida no vale nada.

En la esquina de la entonces Calle del Pozo del Rayo –ahora Nuevo León- y Escuela Real –hoy Guanajuato-, nació José Alfredo, hijo de Agustín Jiménez y Carmen Sandoval, a escasos 100 metros de la iglesia donde Miguel Hidalgo dio el Grito de Independencia en 1810.

Hay una percepción de que los turistas darían prioridad a visitar la casa-museo del cantante antes que el lugar preciso donde inició la Independencia de México.

Fotografías de distintas épocas, el viejo triciclo que manejó el niño de cachetes grandes, sus trajes de charro, en el museo se encuentra el original con la letra ‘pegada’ de José Alfredo del que sería su primer gran éxito, Yo:

Yo, yo que tanto lloré por tus besos/yo, yo que siempre te amé sin medida/hoy sólo puedo brindarte desprecios/yo, yo que tanto te quise en la vida.

José Alfredo tenía 10 años cuando su papá murió y posteriormente su familia se trasladó a la Ciudad de México; enfrentaron serios problemas económicos, pero él supo arreglárselas y se burló de la pobreza en ‘Tú y las nubes’:

Yo no nací pa’ pobre/me gusta todo lo bueno/y tú tendrás que quererme/o en la batalla me muero/pero esa boquita tuya/me habrá de decir te quiero.

Pero también recordó las carencias en ‘La que se fue’:

Yo conocí la pobreza/y allá entre los pobres jamás lloré/yo pa’ que quiero riqueza/si voy con el alma perdida y sin fe/yo lo que quiero es que vuelva/que vuelva conmigo la que se fue.

Antes de su exitosa carrera como compositor y cantante, José Alfredo realizó diversas actividades e incluso fue portero de los equipos de futbol Oviedo y Marte, donde años después jugó el cinco copas del mundo Antonio La Tota Carbajal. Una foto de ambos se encuentra en el museo, igual que al lado de su esposa Paloma Gálvez, a quien enviaba telegramas cuando se alejaba de casa debido a sus presentaciones artísticas. Le escribe:

Extrañándome más que nunca y deseando ya estés bien se reporta quien te adora. Dale mil besos a la niña.

Desde Parral, Chihuahua, fue enviado otro telegrama:

Extrañándolas más que nunca les manda muchos besos quien tanto las adoramos (sic). Vemos (sic) el lunes lo más temprano que se pueda. José Alfredo.

Aunque nunca se separó formalmente de su Paloma, el cantante tuvo otra familia.

En los aparadores de la casa de paredes altas y restauradas después de que fue recuperada para ser convertida en museo –hubo años que perteneció a otras personas-, se encuentran algunos de los contratos que José Alfredo firmó debido a sus giras artísticas, sumas como dos mil pesos y que entonces no eran cualquier cosa:

He ganado dinero/para comprar un mundo/más bonito que el nuestro/pero todo lo aviento/porque quiero morirme/como muere mi pueblo.

Según se conoce y así se precisa en el museo de Dolores Hidalgo, José Alfredo no sabía tocar instrumentos musicales pero ello no fue obstáculo por su talento natural que dibujó con precisión el amor que duda en marcharse y que hemos convertido en un dicho popular:

Porque estás que te vas/y te vas, y te vas, y te vas/y te vas, y te vas, y no te has ido/y yo estoy esperando tu amor/esperando tu amor, esperando tu amor/o esperando tu olvido.

Si el haber nacido en Dolores Hidalgo fue una circunstancia, el querer ser sepultado ahí fue una decisión que ha traído trabajo a muchas personas puesto que dentro y afuera del panteón municipal hay mariachis, vendedores de discos, música y más música del gran José Alfredo. Un sombrero de charro enorme y la figura de un zarape adornan la tumba.

Entre Dolores Hidalgo y la ciudad de Guanajuato se cruza por una sierra inmensa y hermosa que describe en ‘Camino de Guanajuato’:

Camino de Santa Rosa/la sierra de Guanajuato/ahí nomás tras lomita/se ve Dolores Hidalgo/yo ahí me quedo paisano/allí es mi pueblo adorado.

De acuerdo con información de la casa donde nació el ídolo, su última aparición pública fue en el programa Siempre en Domingo, donde cantó su memorable ‘Gracias’:

Deveras muchas gracias por haber aguantado tanto tiempo, desde 1947 hasta 1972, y yo siento que todavía me quieren. ¿Saben por qué?, porque yo he ganado dinero; el dinero pues no sé ni por dónde lo tiré, pero sus aplausos esos los traigo aquí adentro y ya no me los quita nadie, esos se van conmigo hasta la muerte. Para poderles pagar/que me quieran a mí/y a todas mis canciones.

La letra de José Alfredo es una rica poesía: reconoce al hombre que sufre en silencio al no ser correspondido por la mujer a la que un día habló de amor:

Si encuentras un amor que te comprenda/y sientas que te quiera más que nadie/entonces yo daré la media vuelta/y me iré con el sol/cuando muera la tarde/entonces yo daré la media vuelta/y me iré con el sol/cuando la muera la tarde.

¡Que viva José Alfredo!