¿No que nadie regresa un celular tirado en la calle?

16 / Agosto / 2018

Por Oscar Verdín Camacho

Al mediodía del lunes 13, una angustiada mujer de algunos 32 años cuestionó a este reportero y a otras personas si habíamos encontrado un celular, afuera de las salas de juicios orales, por avenida Tecnológico a unos 50 metros del cruce con Aguamilpa, salida a Guadalajara.

Contó que manejaba una motocicleta en dirección al centro de Tepic cuando se dio cuenta que cayó el aparato, pero no pudo detenerse debido al tráfico de vehículos y retornó después de cruzar a la altura del río Mololoa.

Una policía estatal asignada a la vigilancia de las salas dijo haber visto a un hombre recoger un objeto y abordar un camión de servicio público.

De dos celulares marcamos en distinto momento al número proporcionado por Lupita, pero no contestaron.

La muchacha que radica en el poblado San Cayetano caminó a solas unos 100 metros con la esperanza de encontrar el celular, entre la estatua de Amado Nervo y el puente del río. Su moto la había dejado del otro lado de la avenida.

En los siguientes minutos insistí otras siete veces al número de Lupita, con la creencia de que quien tenía el celular, si pretendía regresarlo, me marcaría al advertir el importante número de llamadas.

Le pedí a Lupita, a quien no conocía, el número de algún familiar para comunicarme en caso de recibir una llamada de su celular. Desesperada, con lágrimas, batalló unos momentos para recordar el número de su mamá Carmen.

Y efectivamente, un rato después, alguien se comunicó con este reportero a través del celular extraviado. Antes de oír su voz, lo animé:

- Amigo, vamos haciendo una buena obra.

Se trataba del taxista Alfonso, que aceptó haber encontrado el celular –no era la persona que subió al camión- y en ese momento permanecía en la colonia 2 de Agosto. Por supuesto deseaba regresar el celular y previamente no había contestado porque iba manejando.

Le proporcioné el número de la señora Carmen y hasta dije por mi cuenta que le ofrecerían una gratificación.

Unas cinco horas después marqué nuevamente al celular de Lupita, que para entonces ya lo había recuperado.

Me despidió con un muchisísimas gracias.