HOMENAJE AL MOLAIKAS

*Invitan al tercer aniversario luctuoso de Miguel López Alanís, leyenda del Trío Olímpico

10 / Julio / 2025

José María Castañeda.-

Tuxpan, Nayarit. — La familia del recordado Miguel López Alanís, mejor conocido como el Molaikas, hace una cordial invitación al público en general para asistir al tercer aniversario luctuoso de este querido músico tuxpeño-santiaguense, fundador del legendario Trío Olímpico, cuya voz y requinto marcaron a generaciones con inolvidables serenatas que resonaban en la madrugada por todo Nayarit.

Molaikas dejó huella con canciones clásicas como Tres regalos, Novia mía, Besos de plata, y composiciones propias como El Vago, tema con el que muchos se identificaban en aquellos años de la era hippie. Eran tiempos en los que los jóvenes de melena larga, pantalones acampanados de dos colores y zapatos bostonianos eran rechazados por los padres de las muchachas a quienes pretendían. Molaikas ponía música a esos sentimientos.

Originario de la década de los 60, llegó a trabajar como reparador de bicicletas en la zona conocida como Los Pinguicos, donde se ganó el apodo de Molaikas. La anécdota, según contaba él mismo, surgió cuando, harto de que unos niños lo interrumpieran con preguntas, los corrió de manera brusca. Uno de ellos, asustado y tartamudo, quiso decirle Molacho, pero al tropezar con las palabras gritó: ¡Molaikas! y así quedó bautizado para siempre.

Con el tiempo, Molaikas se independizó y montó su propio taller de bicicletas en un pequeño cuarto que le rentaba la señora Juana, abuela de quien narra esta entrañable historia. En ese entorno nació también la afición por la bohemia, aunque —confiesa— nunca aprendió a tocar la guitarra.

Una de las muchas anécdotas del Trío Olímpico fue cuando un enamorado los contrató para llevar serenata a su novia en la isla de Mexcaltitán. Sin embargo, el juez auxiliar había prohibido ese tipo de manifestaciones. La solución fue sencilla: el novio llevó un bule de Viva Villa, que convenció al juez —conocido por su afición al alcohol— y dio paso a la romántica noche.

Esa noche, con sus camisas moradas y pantalones blancos, Molaikas (requinto), Héctor el Agualamo (guitarra) y Gil Nava (maracas) comenzaron a tocar bajo el balcón de la novia. Todo iba bien hasta que el sonido del chas-chas de las maracas atrajo a varios puerquitos del lugar. Y es que su dueña los acostumbraba a ese sonido al alimentarlos, lo que provocó que una docena de cerditos terminaran persiguiendo a Nava en plena serenata.

La cita es este sábado a las 5 de la tarde en la Plaza de Armas de Tuxpan, para rendir homenaje al inolvidable Vago, el Molaikas, cuya música y carisma siguen vivos en la memoria colectiva de Nayarit.