CON PRECAUCIÓN: Los lugares más infecciosos

Por Sergio Mejía Cano

13 / Noviembre / 2015

Si hay algún lugar contaminado en grado extremo son precisamente los hospitales, tanto públicos como privados, pues según los enterados, hay bacterias que se han convertido inmunes a toda clase de fumigaciones o descontaminaciones que se aferran a su hábitat de tal manera que así se logre casi por completo su erradicación, siempre quedan remanentes que en poco tiempo se vuelven a poblar rápidamente.

En el otrora Hospital Guadalajara del Ferrocarril del Pacífico, se detectó una bacteria que se le denominó como estafilococo dorado, y por más descontaminaciones que se hicieron en su tiempo hasta el año de 1982, en que dicho hospital pasó a ser la clínica número 89 del IMSS, no se pudo erradicar; esto lo decían constantemente las personas encargadas de tratar de exterminar esa bacteria, porque, afirmaban, el estafilococo dorado se encontraba en todo el metal empotrado tanto en las paredes, como en las ventanas, así como en los aparatos electrónicos incrustados en las paredes; igual en las cerraduras de las puertas, en los separadores de los baños y conexiones del agua tanto de las llaves como de los desagües, drenajes, en fin, en todo lugar en donde hubiera coyunturas de metal de cualquier clase, incluso aluminio.

Cuando se determinó que los trabajadores del ferrocarril pasarían a ser derechohabientes del IMSS en junio de 1982, hubo varias resistencias de infinidad de trabajadores que se oponían argumentando que la calidad del servicio de salud iba a demeritar en gran forma –tal y como ocurrió- porque se iba a perder la atención tan buena que se recibía casi en forma personalizada y, como muchos trabajadores tenían familiares, así como conocidos y vecinos afiliados al IMSS no hablaban por hablar, ya que tenían comprobada la deficiente calidad del servicio de consulta y hospitalización que se daba en el IMSS.

Sin embargo, ya era un hecho que los ferroviarios pasarían a engrosar las filas de derechohabientes del IMSS, velis nolis y no había marcha atrás; pero en algunos trabajadores tal vez quedó cierto resentimiento, quizás por romanticismo de ver cómo paulatinamente todo iba cambiando y, aunque se les dijera que todos los cambios son para bien, la mayoría de los resentidos tardaron mucho en resignarse y adaptarse al nuevo servicio médico, a lo mejor aplicando aquello de que más vale tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo.

Pero, a poco menos de dos años de haber pasado al IMSS los ferrocarrileros, se comenzó a oír un rumor que corría entre los jubilados y los ya neo pensionados por el IMSS: Que les estaban dando su agüita, porque eran miles los que había acogido el instituto y sus finanzas habían sido duramente golpeadas al tener que absorber el enorme costo que significaba el pago de pensiones, por lo que entre los mismos jubilados se decían que no asistieran a consulta al IMSS porque como ya eran muchos los jubilados y pensionados que se habían agregado a los que ya tenía el instituto de Salud, los querían desaparecer dándoles medicamentos nocivos. Fue tal la fuerza que tomó este rumor que incluso influyó en varios trabajadores en activo que también se mostraban renuentes para ir tan siquiera a consulta, ya no digamos si se trataba de ser hospitalizados, pues a sus familiares les costó mucho trabajo tener que convencerlos de que aceptaran las indicaciones del médico, que no era cierto que querían desaparecer a los ferrocarrileros por considerarlos una carga más para las finanzas del IMSS.

Y como todo se presta como en las películas, no faltaron uno que otro jubilado del ferrocarril que por esos días en que se corría el rumor de que les estaban dando su agüita en el IMSS, fallecieron, hecho que acrecentó en cierta forma el rumor que, afortunadamente poco a poco se fue diluyendo, tal vez porque pudo más la necesidad de atención médica que ese infame rumor que el tiempo se encargó de hacer ver que todo era mentira.
Al comentar lo anterior con un médico ya pensionado, confirmó el hecho de que si hay un lugar en donde pululen todo tipo de infecciones es un hospital o sanatorio, del tipo que sea y que son un verdadero peligro para las personas que al tener que acudir a uno de estos lugares, vayan muy bajos de sus defensas orgánicas, pues una persona con esta deficiencia orgánica queda expuesta a todo tipo de contagio; ¿y quiénes son los que podrían ser más propensos a contraer alguna infección o contagio feroz? Pues precisamente enfermos con defensas deficientes y desde luego, los jóvenes de la tercera edad.