CON PRECAUCIÓN: Alguien fuera de orden

Por Sergio Mejía Cano

10 / Diciembre / 2015

Todo indica que el asunto de la mariguana va para largo, pues el presidente Enrique Peña Nieto ya dio su línea a seguir a los legisladores de su partido político, quienes no se apartarán de esta consigna. Si bien aceptó que hubiera debate sobre su legalización o no, con tan solo decir que él no está a favor de su despenalización ya está dicho todo; lo malo es que no nada más los legisladores afines a él acatarán esta línea ya trazada, sino también será respetada por los ministros de la Suprema Corte de Justicia, la que por cierto hoy está incompleta.

Es común que un gobernante se pronuncie en contra de la legalización de la mota, por aquello del qué dirán, así esté convencido de que a pesar de su prohibición mucha gente seguirá fumando la cannabis y desde luego utilizándola para fricciones corporales y otros usos prácticamente medicinales. Es como cuando se le pregunta a cualquier gobernante o político de los tres niveles, así como a todo tipo de funcionarios qué opinan sobre las uniones nupciales entre personas del mismo sexo y el aborto, cuya respuesta es ya muy previsible: responden que están en contra, aun sabedores de que estos se practican, estén prohibidos o no. Hasta el sempiterno candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, se salió por la tangente cuando se le cuestionó al respecto, respondiendo ambiguamente y sin definirse del todo; ¿por qué? Precisamente porque sabe y entiende que la mayor parte de la población es creyente religiosa y que está manipulada y apresada por ideas retrógradas, pero que significan votos, así que lo mejor es no indisponerse en contra de los posibles votantes.

Es de suponer que cada quien tenga su propia convicción sobre la mariguana, y que conforme vaya escuchando o leyendo a lo largo de su vida se vaya formando una idea sopesando una información y otra sacando sus propias conclusiones; sin embargo, hay infinidad de personas que no se atreven a emitir sus pensamientos al respecto precisamente por no quedar mal, perder un empleo o ser señalado como alguien fuera de orden.

Una profesora comentaba a sus alumnos de 2º de secundaria allá a mediados de los años 60 del siglo pasado, que los humanos somos vegetales de segunda clase y por lo mismo, nuestro organismo produce el mismo alcaloide de la cannabis, si bien en poca proporción a la planta, conforme se desarrolla la imaginación, el mismo cerebro va aumentando la proporción, de ahí que en realidad no era necesario drogarse para sentirse estimulados, sino que únicamente acrecentar nuestra imaginación y con eso bastaba. Así que no por nada recientemente haya aparecido una publicación afirmando que era muy probable que William Shakespeare, haya escrito la mayoría de sus obras literarias bajo el influjo de la mariguana; pero recordando aquello que nos dijo la maestra en la secundaria, es posible que sin fumarla, beberla o untársela, el cerebro de don William haya sido capaz de haber generado altas dosis del alcaloide que lo hicieron ver y conocer un mundo más allá de lo conocido hasta entonces; como se dijo en su momento también del novelista francés, don Julio Verne, pues según lo documentado, solamente con la mente alterada en cierta forma es posible desarrollar tanta imaginación e incluso, adentrarse en el futuro.

Igual, cierta ves oí a alguien decir que la lechuga orejona es prima hermana de la mariguana y que por lo mismo, contiene también el alcaloide que altera la percepción cerebral en los humanos, así como de otras especies que en el campo donde crece el zacatito vacilador, se acercan a las plantas ya sea por tierra o por aire, para consumirla de acuerdo a sus necesidades.

Y a propósito de las lechugas orejonas, estas se dejaron de producir como antaño siendo suplidas por la lechuga romana, en forma de bola. Y si bien la orejona se sigue produciendo, ahora es nada más en invernaderos y ya no tan frondosas como antes; ¿y por qué el cambio de la orejona por la romana? Precisamente porque en su momento se dijo que la orejona contenía el alcaloide más concentrado que la romanita. Esto me trajo de recuerdo aquél de muchas mamás que se recomendaban entre sí cuando uno de sus bebés no podían conciliar el sueño y el consejo era: “báñalo con hojas de lechuga en el agua”; yaya que surtía efecto ese baño.

También se decía que mucha gente, incluidos la que estaba presa, ponía a secar hojas de orejona y se la fumaba; tal y como se dice también con las cáscaras de plátano, sobre todo las hebras, que se dice, contienen el alcaloide.