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Numinor: Hombres necios (Que) juntáis diablo, carne y mundo
Ángel Agustín Almanza Aguilar
13 / Enero / 2017
Estamos leyendo el libro de Octavio Paz, ‘Las Trampas de la Fé’, sobre esa gran mujer de brillante inteligencia que vivió en nuestro país allá por el siglo XVII (1651-1695): Juna de Asbaje, mejor conocida como ‘Sor Juana Inés de la Cruz’. Como anduvimos con el tema de las mujeres médicas, filósofas y científicas, quisimos agregar algo sobre esta gran mexicana, y qué mejor que su famoso –y acusatorio- poema ‘Contra la Injusticia de los Hombres’. Provecho.
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de los mismo que culpáis;
Si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia y luego con gravedad decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.
Queréis con presunción necia halar a la que buscáis, para pretendida Thais, y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro, que el que falto de consejo él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándonos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana, pues la que más se recata, si no os admite, es ingrta, y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis, que con desigual nivel, a una culpáis por cruel, y ora por fácil culpáis.
¡Pues cómo ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata ofende, y la que es fácil enfada?
Más entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere, y quejaos en hora buena.
Dan vuestros amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas.
Cuál mayor culpa ha tenido en una errada, la que cae de rogada, o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga, la que peca por la paga, o el que paga por pecar?
¿Pues por qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual la hacéis, o hacerlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesas e instancia juntáis diablo, carne y mundo.