Numinor: Emil Cioran: el crepúsculo del pensamiento

Ángel Agustín Almanza Aguilar

26 / Enero / 2017

La lectura de este filósofo, nacido en Rumania (1911-1995= 85 años), de su libro El Crepúsculo del Pensamiento –texto obsequiado por el ínclito, egregio y ecuánime médico Arturo Camarena Flores–, me tiene la mente llena de confusión, debido a que no veo un cierto orden en la exposición de ideas, de conceptos, de sintaxis, pero, al mismo tiempo, pierdo el hilo de la coherencia. Después de comenzar a devorar tal obra y subrayar los icebergs mentales de este hombre, hice un alto en el vuelo y redacté algo necesario, como advertencia a otro lector curioso.

Debo confesar que me enfrento a una manera de pensar muy extraña, a una rara y especial lógica de reflexionar sobre la existencia y el universo y no dejo de obsesionarme con la idea de que el autor estaba bien pero bien loco ¡Y es que no le entiendo nada, pero me atrae ese mundo, ese Cosmos Caótico! Veamos:

Todos esos momentos en los que la vida se calla, para permitirle escuchar su soledad escuchar el silencio todas las iniciaciones religiosas son inmersiones en sus profundidades el terror del silencio. El mutismo cósmico enseña tantas cosas, que solo la cobardía nos empuja a los brazos de este mundo la religión es una revelación atenuada del silencio la nostalgia de lo absoluto esta suspensión incesante sólo podemos participar en lo divino en la medida que abandonemos la naturaleza mientras no nos conozcamos a nosotros mismos, más nos apegaremos a las demandas de una higiene que busca obtener la trasparencia orgánica. Gracias a tanta pureza, vemos a través de nosotros: logramos así asistir al espectáculo de uno mismo conjurar el miedo a los incomprendido lo indescifrable divino sensaciones etéreas del tiempo donde el vacío sonríe así mismo las sensibilidad con respecto al tiempo surge de la incapacidad de vivir en el presente ya no vivimos en el tiempo, sino con el tiempo hay corazones más agotados que el tiempo, que no le negarían un asilo la niebla el sol nos convierte en extraños para nosotros mismos, porque al descubrir el mundo, nos ata de engaños la inmersión musical de la temporalidad deja una voluptuosidad incompleta, porque sólo se pueden tocar los límites del tiempo saltando fuera de él. Mas este salto lo vuelve exterior a nosotros: lo percibimos en el margen, pero sin tener propiamente la experiencia cuando la mirada sobre uno mismo es incendio o naufragio, cuando el paisaje interior muestra la suntuosa destrucción de las llamas que danzan en el horizonte de los mares, entonces se escapan los pensamientos, que son como columnas atormentadas por la epilepsia del fuego interior meditar sobre esta meditación dos cosas que siempre me causaron histeria metafísica: un reloj que no funciona y un reloj que funciona si el sufrimiento no fuera un instrumento de conocimiento, el suicidio sería obligatorio ¿has rasgado el velo que cubría la inconciencia de la naturaleza?... ¿has formulado muchas preguntas a Dios? Entonces, ¿por qué te sorprende la cantidad de respuestas no recibidas?...

Y esto es sólo parte del comienzo. Digamos que se ha dicho que Cioran fue un hombre que se distinguió siempre por elegir grandes enemigos: durante toda su vida luchó contra sí mismo, contra toda idea de civilización o progreso e, incluso, contra el pensamiento mismo.

La obra de Cioran es una de las más lúcidas y brillantes del siglo XX. Emil nació melancólico y se convirtió en el filósofo de los solitarios y los inconformes, aborda su libro los temas que lo obsesionaron durante toda su vida: la religión, el amor, el sexo, los valores tradicionales, la pequeñez del hombre, con una lacerante profundidad

Emil Cioran salió de Rumania en 1937, para establecerse en París, y toda su obra está escrita en francés. ¿Qué os parece?