Cota marcha con miles y acoge a políticos desamparados

* Primero Dios, ahí vamos, le comenta a la esposa de Lucas Vallarta.
* No provengo de la riqueza, mucho menos del privilegio, dice en la sede estatal del PRI.
* Y en el plantón del SUTSEM lo desairan: ni un aplauso, ni un saludo, nada.

07 / Febrero / 2017

Por Oscar Verdín Camacho

A muchos no les bastaba asistir a la marcha con el precandidato del PRI al Gobierno del Estado, Manuel Cota Jiménez. Querían la foto con él, dejar constancia del saludo, el abrazo.

A las 10:45 de la mañana, Cota llega a la esquina de México y Victoria y de inmediato una nube de personas lo rodea. Fotos por todos lados, selfies. Ya no pudo llegar hasta avenida Proyecto, donde se han concentrado contingentes de la CNC, CTM, CNOP, SUTERM, Sección 20. Son miles, traídos en autobuses de distintas partes del estado.

Ahí se mezclan desde quienes han estado acostumbrados al poder, a los cargos públicos, o grupos de personas en pobreza, indígenas que también han traído a sus hijos.

Inicia la caminata.

Si la indicación es que sólo la banda Nayery debe ir al frente y luego Manuel Cota y los tantos seguidores, hay cientos que rompen la regla y caminan adelante.

Cota trae una cachucha roja, camisa verde y pantalón de mezclilla.

- ¡Ustedes no caminen, Manuel se está quedando atrás! –insiste el ex diputado Luis Alberto Acebo, tratando que nadie sobresalga por encima del personaje del momento-.

Cota hace detener el contingente en la esquina de México y Bravo y acepta fotografías con su familia: su esposa, sus dos hijos y su hija.

- ¡Cota, Cota, Cota! –gritan muchos, no así Gerardo Montenegro, heredero del control caciquil en la Sección 20 de maestros y metido entre el gentío. Por ahí saluda a Omar Reynoso, ex secretario de Salud en el gobierno de Ney González y denunciado en esa época por presunta corrupción-.

Quienes caminan al lado del senador con licencia no quieren perder su espacio y se entrelazan de los brazos, una de ellas la senadora Hilaria Domínguez.

Cuando el grupo principal pasa frente a Catedral, son disparados petardos que sueltan al aire miles de papelitos rojos, verdes y blancos.

- ¡Cota gobernador, Cota gobernador, Cota gobernador! –se animan cuando Palacio de Gobierno está a unos metros-.

En ese lugar hay un evidente desafío para el precandidato: el plantón del SUTSEM frente a Palacio.

Cota asume el reto: se sale de su sitio, entra algún metro bajo la carpa del SUTSEM y levanta los brazos con los puños cerrados, sonriente. Unos 30 trabajadores del sindicato están de guardia y no dicen nada. Nadie se pone de pie. Ni siquiera un aplauso. Pareciera que tuvieran prohibido hasta sonreír. ¡Yo soy SUTSEM, yo soy SUTSEM!, exclama después una mujer.

El contingente sigue por avenida Juárez y en varias esquinas se ofrecen botellas de agua.

Desde un balcón del hotel Real de Don Juan son lanzados más de esos papelitos de colores.

Antes de llegar a la sede del PRI estatal, resulta obvio que Manuel Cota hará una parada obligada: lo esperan el doctor Lucas Vallarta y su esposa Rosario Trejo, con quienes lo unen un especial aprecio, así como Liberato Montenegro, papá de Gerardo.

Se abraza con la señora y él comenta: primero Dios, ahí vamos.

Con Lucas Vallarta, añade: ¿doctor, cómo está?.

Y con Liberato: ¡líder!.

Sin faltar la música de banda, con un contingente menor Manuel Cota sigue hasta la glorieta a Juárez y retorna por avenida Independencia. En esa parte el ex gobernador Julián Gascón Mercado camina a su lado, auxiliado para sostenerse por el notario público Pedro Soltero.

En la explanada del PRI ya lo espera la Comisión Estatal de Procesos Internos para formalizar su aspiración. El notario Arturo Luna toma nota de todo, contratado para ello.

Cumplido el trámite y ahora ante el micrófono, Manuel Cota habla de que, políticamente, en esos patios nació y se formó, respetando a los demás y queriendo a los correligionarios.

Señalando a la multitud, Cota pide dos veces, es en serio, que retiren las barras, las bandas para que más gente pueda ingresar.

Se refiere a sus padres pero en especial a su mamá porque, dijo, ha sido un hombre de bien y al servicio de los demás, como me lo indicó mi madre.

- No provengo de la riqueza, mucho menos del privilegio. Vengo de las causas y a eso yo me debo –fue otra de sus frases-.

Indica que no hará una campaña de exclusividad, sino que su compromiso es con los sectores.

Agradece la presencia de los ex gobernadores Julián Gascón y Rigoberto Ochoa, lo mismo que a líderes que yo quiero y aprecio, en referencia a Lucas y a Liberato.

Sin mencionarlo por su nombre, Cota comenta las políticas del presidente de Estados Unidos Donald Trump, que han puesto en juego la economía y la dignidad como personas. No es un tema de partidos ni populista, pero agrega que es la hora de México, de Nayarit.

Nunca, nunca Manuel Cota se dobló, nunca se quebró.

Con fama de negociador, conciliador, el priísta dice que así aprendió: en la unidad se sale adelante, y por ello manda un saludo al gobernador Roberto Sandoval para que, aunque con sanas distancias, no se separe del derecho político que tiene a favor del PRI.

Precisamente la sombra de Roberto merodea en el evento, con algunos personajes que no le guardan buenos recuerdos y ahora están cerca de Cota. Por ejemplo, el ex secretario de la Contraloría en tiempos de Ney González, Efrén Velázquez, a quien ha pretendido inhabilitar para ocupar cargos públicos, o Armando García, su secretario de Desarrollo Rural hasta principios de diciembre pasado y a quien cesó y exhibió públicamente, anunciando que era un funcionario que estaba a lo cómodo, a las caiditas.

Y si se dice que entre Sandoval y Cota no hay buena relación, cuando menos el 23 de enero el gobernador se subió al barco, anunciando que no sería otro el candidato: hoy sale –Raúl- Mejía y queda Manuel Humberto de candidato en automático, entonces sin estar aún destapado, está destapado.

Así, la tarea conciliatoria de Cota al interior del PRI está nuevamente a prueba. Por lo pronto, es acogedor de miles, y entre ellos los políticos desamparados.

Concluido el evento minutos antes de la una del mediodía, los tantos miles regresaron a sus barrios o comunidades de procedencia. En las calles de alrededor del PRI se concentraban para abordar los respectivos camiones.