Numinor: La matanza de los inocentes ¿una leyenda conmovedora?

Ángel Agustín Almanza Aguilar

05 / Julio / 2017

En el espacio de El Enigma de Fulcanelli, mencionamos el nombre de Robert Ambelain, de quien se sabe es Gran Maestro de Grandes Obediencias Masónicas (que) ha escrito numerosas obras consagradas al ocultismo, la gnosis, la cábala y las sociedades secretas, según se lee en la solapa de su libro Jesús ou le Mortel Secret des Templiers –‘Jesús o el Secreto de los Templarios’-, obra en la cual aborda con clara intención desmitificadora, la vida de Jesús y los orígenes del cristianismo.

Bien; toca el tema de la Matanza de los Inocentes por el rey Herodes, lo que califica de Leyenda Conmovedora. Veamos que nos dice.

Un sólo evangelista mencionan este hecho, y es Mateo, quien sitúa la natividad de Jesús en los días del rey Herodes... Lucas, que relata esa misma natividad, no habla de ello, y con razón, ya que se la sitúa en la época del Censo, es decir, doce años más tarde. Al haber muerto Herodes en el curso de esos doce años, no se le puede imputar semejante crimen. En cuanto a Marcos y Juan, éstos no nos hablan de los años jóvenes de Jesús, y hacen empezar su relato en los primeros días de su actividad mesiánica.

Parece que dicha matanza no revistió un carácter histórico seguro para Daniel-Rops, quien en Jesús En Son Temps nos dice: Esa ‘matanza de los inocentes’... no parece en absoluto incompatible con lo que sabemos del carácter de Herodes. Quizás a los antiguos les pareciera menos horrible que a nosotros. Suetonio se hizo eco de unos rumores según los cuales el Senado Romano, poco antes del nacimiento de Augusto, al haber sido advertido por un presagio que iba a nacer un niño que reinaría sobre Roma, había decretado una matanza análoga.

Ignoramos en qué versión de Suetonio encontró Daniel –Rops esta alusión, a la que él mismo calificó de rumor, ya que en ‘La Vida de los Doce Césares’ en el libro segundo, que trata de Augusto. Y en cuanto al hecho atribuido a Herodes, no lo confirma...

Ambelain cita Mateo II, 16-18. Lo leemos... ¿ya? Bueno, pues, continuemos con Ambelain: Una primera contradicción: Herodes había averiguado con diligencia la fecha en que se había producido en nacimiento, al que asistieron los magos... En este caso, bastaba con matar a los niños de dos o tres meses de edad nacidos en Belén, y no era necesario remontarse a dos años más atrás. Esto tendría a hacer creer que, entre la visita de los magos a Herodes y su partida secreta, habían transcurrido dos años, lo cual sería contradecir el relato de Mateo, que los hace volverse inmediatamente a su patria.

Por otra parte, Ramá se encontraba en el territorio de la tribu de Benjamín, y Belén en el territorio de Judá... Había, aproximadamente, cincuenta kilómetros a vuelo de pájaro entro estas dos ciudades.

Además la profecía de Jeremías no hablaba de una matanza, sino de una deportación Jeremías XXXI, 15-17... ¡Pero se necesita mucha buena voluntad para ver en dicha profecía una matanza, en Belén, de niños recién nacidos, uno de los cuales podría convertirse en rey!

Al darse cuenta de esta imposibilidad, algunos exégetas recurren al profeta Miqueas (I, 2) para ver de nuevo dicha matanza, que tanto les interesa, ya que su inexistencia haría de Mateo un falsificador de la historia. (En Miqueas) Se hace alusión a la próxima deportación a Babilonia (no más)... Así pues, ninguna profecía anuncia este hecho (el de la matanza)...

Ambelain, que reconoce la crueldad de Herodes y pudo ser capaz de aquella, menciona las Antigüedades Judaicas, de Flavio Josefo, y dice que éste no hace alusión alguna de esa mortandad...

Citando los manuscritos originales que se poseen, tales como el llamado Sinaiticus (siglo IV), que contiene el Nuevo Testamento completo, y que sería uno d elos muchos que Eusebio de Cesárea transcribiría para Constantino; es Vaticanus (siglo IV), otorgado al citado emperador por Atanasio, conteniendo también el Nuevo Testamento; y, por último, el Alexandrinus (siglo V), con malos textos del Evangelio, y que le falta Mateo, en lo que nos ocupa este trabajo: no existe mención alguna de la matanza...

Subrayemos que, para Robert, los textos de los Evangelios originales ya no existen, y que los que leemos actualmente son copias de copias, y adulteradas a conveniencia del papado (Ef. Las Piezas del Expediente, Op. Cit.).