Abejas africanas dan muerte al conocido agricultor

17 / Agosto / 2018

Por José María Castañeda

Santiago Ixcuintla.- Bastante comentada en la población rural de Amapa, municipio de esta población, fue el día de ayer miércoles la lamentable muerte de quien en vida fuera dos veces presidente del ejido en esa comunidad y que además fuera un próspero ejidatario, quien gustaba de trabajar sus tierras desde canta gallo hasta canta grillo, dicho sea lo anterior en coloquial lenguaje propio de la gente del campo.

En torno al comentario del sentido deceso de la muerte de Fidel Rosales Lemus, quien contaba al morir con 74 años de edad este ya anteriormente había vencido a la muerte al someterse a una cirugía a corazón abierto, en donde su fortaleza y estilo de vida sana, logró una recuperación satisfactoria, tocándonos en suerte saludarlo el pasado lunes en el cambio de comisariado ejidal en Amapa, donde disputaron el nombramiento de presidente del ejido Francisco el Charro González, y El Diablo Reyes, alzándose con el triunfo este último con tan solo dos votos de diferencia. En esa ocasión acudimos al poblado de referencia a cubrir la nota siendo ahí donde saludamos a Fidel Rosales, cuando este se encontraba acompañado de su estimada esposa Ofelia Frausto.

Por lo que la tarde de ayer casi nos fuimos de espaldas al conocer que Fidel Rosales Lemus, el hombre que fuera dos veces presidente del ejido y que venciera a la muerte tras someterse a una operación a corazón abierto, fue atacado por abejas africanizadas que se encontraban en un mogote en tierras de cultivo y que nuestro amigo fallecido molestó al andar rastreando unas tierras. Nadie pareció darse cuenta del de la cruel muerte de nuestro amigo debido a los piquetes de la enorme cantidad de ineptos volátiles, lo cierto es que su cuerpo fue encontrado por unos labriegos, quienes se encargaron de dar la noticia a sus familiares. Acudiendo al lugar además de su esposa e hijos las autoridades competentes, quienes se encargaron de dar fe de los hechos.

Descanse en paz; una buena persona cuyo único defecto era que le gustaba mucho trabajar y que eso lo mantuvo en excelente condición física, hasta el día en que de plano no pudo con el enjambre de abejas africanizadas.