¿Lo ves?

Francisco Javier Nieves Aguilar

04 / Septiembre / 2018

Timoteo era un hombre demasiado corajudo. Él mismo se percataba de que sus estados de cólera y enfurecimiento eran terribles y, una vez trascurridos éstos, se daba cuenta hasta qué punto se había obnubilado su consciencia.

Preocupado por estos accesos de rabia, decidió visitar a un sabio que vivía en la cima de una colina. Una vez allí, le explicó lo que sucedía y el sabio le dijo:

Quiero verte cuando estés encolerizado. Así que cuando vuelva a darte un acceso de ira, ven a verme.

Al día siguiente, Timoteo tuvo un acceso de ira y se puso en marcha hacia la colina, pero cuando llegó ante el sabio ya se le había pasado. El sabio le dijo:

Tengo que verte con la ira, para poder conocerte bajo ese estado. No has corrido lo suficiente y tu enojo se ha disipado. Así que, cuando vuelva a dominarte, ven más deprisa.

Un par de días después, la ira atacó nuevamente a Timoteo y éste corrió hacia la colina a toda prisa, pero cuando llegó junto al sabio ya le había pasado el arrebato.

Esto no puede ser. Ven más deprisa cuando estés iracundo.

Se repitió el acceso de ira y el hombre, corriendo cuanto podía, llegó hasta el sabio.

¿Y la ira? -preguntó el sabio-.

Se ha ido.

¿Lo ves? -dijo el sabio-, la ira no eres tú; viene y se va. ¿Dónde está el problema? Es que te dejas atrapar por ella. Tienes que estar muy atento para que no te domine, cuando aparezca; después pasará y no habrá problemas. No te dejes dominar por la ira, ni te expreses con irritabilidad. Tu enojo vendrá, pero luego desaparecerá. Tú trata de estar en ti mismo.