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¿Tú lo sientes?
FRANCISCO JAVIWER NIEVES AGUILAR
21 / Septiembre / 2018
No sé lo que vi en ti; solo sé que no lo veo en nadie más. Así es como reza un letrero que apareció en casa y que está inscrito en una mini mampara. Su autor utilizó gises de colores.
Al reverso se aprecia otra leyenda: 4 años juntos. Te amo. Gracias por tanto Supongo que se trata de un presente por algún aniversario de noviazgo. No encuentro otra explicación.
Esta pequeña mampara refleja el amor que existe entre dos personas; pero a mi me hizo recordar aquella pregunta que un amigo me hizo hace alrededor de cuatro o cinco meses; ¿Qué es el amor?, recuerdo que me dijo
Este, en realidad, es un tema muy complicado. Tan polémico como hablar sobre asuntos políticos en Nayarit.
Hay quienes lo pintan de verde y hay quienes lo hacen de azul, rojo, morado, etc. Hay quienes piensan que es un sentimiento, otros una emoción. Algún tiempo pensé que se trataba de un estado del alma, pero pronto eso se desvaneció. Hablar de la existencia y forma del amor, es casi tan difícil como intentar describir la textura del viento, el color de un pétalo de una flor, la emoción del primer beso y muchas otras cosas más.
El amor es una fuerza que te obliga a seguir adelante, me dijo alguna vez un laureado poeta de Ixtlán. El amor es una obsesión. El amor es el espíritu mismo del ser humano. El amor es la ilusión convertida en sentimiento. El amor es una fuente que te llena el ser y te ayuda a andar. El amor es un compañero que contigo ha de caminar. Y muchas otras cosas más.
El amor es la razón de estar con una persona, me dirán. El amor lo puede todo. El amor rompe fronteras, destruye imposibles, crea puentes que unen familias. El amor es Dios.
Y podría seguir diciendo más y más cosas, que he escuchado, que he pensado o qué sé yo. Pero, sea lo que sea, ha sido un arma que la humanidad ha empuñado hacia el frente, haciéndose camino ante la adversidad. Le ha puesto al nivel de cualquier deidad que sea capaz de crear o descubrir. Le ha considerado una espada, que Escálibur misma habría de envidiar.
También ha sido por amor que se han librado guerras, se han escrito libros, se han manchado nombres, honor y reputación; se le ha puesto como la razón de la existencia del hombre, como un tesoro que todo mundo debe encontrar. Y no está del todo mal.
El problema es que el amor no es lo que creemos, lo que pensamos, lo que deseamos. El amor es siempre algo más. Le ponemos como excusa, como pretexto para llevar a cabo nuestras vidas o para conseguir lo que deseamos. Le ponemos como razón de nuestra tristeza o felicidad. Le ponemos como razón de ser o existir.
Hace algún tiempo les dije que el amor no basta para vivir una vida. Que no es la razón de vivir una vida. Que el amor no es suficiente. Pero estaba mal. Me equivoqué, porque ignoré lo más importante: El amor por uno mismo.
No estoy hablando aquí del orgullo, del ego, de la auto fascinación u otra cosa más. Estoy hablando de la capacidad de amarnos a nosotros mismos, sobre todas las cosas que hay.
El punto al que quiero llegar es, si crees en el amor, primero debes descubrir ese amor que sientes por tí. Debes aprender cuanto amor puede uno tenerse así mismo, antes de poder comprender siquiera lo que es capaz de hacer por otra persona más.
Aquellos que no son capaces de quererse, de amarse, no serán capaces de hacerlo por alguien más.
Así que les propongo lo siguiente: antes de intentar definir Amor, antes de intentar siquiera sentirlo por alguien más, dense la oportunidad de aprender a amarse a sí mismos, a descubrirse, a quererse, a inventarse. Este debe ser el primer paso. No es el único, pero sí el más importante.