Edición del Día
Relacionadas
Encabeza Beatriz Estrada entrega del programa social Cuidando tu Bienestar en Amatlán
Reciben en sus hogares los apoyos y beneficios del Sistema DIF Nayarit
*Familias de Santa María del Oro
Camino libre a Guadalupe Ocotán en La Yesca: Navarro Quintero
El alcalde Manuel Salcedo se reúne con integrantes del C.E.A.
*Revisarán los avances de las obras de agua y alcantarillado en Acaponeta.
Pagó el Ayuntamiento de Acaponeta en tiempo y forma el aguinaldo
ICATEN Compostela certifica a sus instructores en competencia laboral
El amigo Layín festeja en grande el día del padre en San Blas
*El Alcalde de San Blas Hilario Ramírez El Amigo Layín rifó un carro nuevo, saludó uno a uno a todos los invitados, a quienes anunció que año con año llevarían a cabo éste ya tradicional festejo.
Mi compromiso es regresar a mi distrito con soluciones reales: Jasmin Bugarín
¡A esperar nueve meses!
FRANCISCO JAVIER NIEVES AGUILAR
04 / Octubre / 2018
Un hombre estaba harto de tener que ir a trabajar a diario y que su esposa se quedara en casa. Quería que ella viera lo que él hacía todos los días. Así que rezó:
Señor: Yo voy a trabajar cada día, durante 8 horas mientras mi esposa se queda en la casa tranquilamente. Quiero que ella sepa lo que tengo que pasar todos los días, entonces permíteme cambiar de cuerpo con ella por un día.... Amén.
Dios, en su infinita sabiduría le concedió el deseo al hombre, y a la mañana siguiente se despertó como mujer. Se levantó, hizo el desayuno para su cónyuge, despertó a los niños, sacó su ropa para ir al colegio, les dio desayuno, empacó los almuerzos, los llevó al colegio, volvió a casa, recogió la ropa para la lavandería y la llevó.
En el camino paró en el banco a hacer un retiro y fue al supermercado a comprar alimentos. Entonces regresó a casa, guardó los víveres, hizo los cheques para pagar las cuentas y cuadró la cuenta del banco. Limpió la caja del gato y bañó al perro.
Para entonces ya era la una de la tarde y corrió a tender las camas, puso la ropa sucia en la lavadora, sacudió, aspiró, lavó el baño, barrió y trapeó el piso de la cocina.
Salió corriendo a recoger a sus hijos en el colegio, y tuvo una discusión con ellos de vuelta a casa. Sacó leche y galletas para los niños y los organizó para que hicieran las tareas. Puso la tabla de planchar y se puso a desarrugar mientras veía televisión.
A las cuatro y media de la tarde empezó a pelar papas, lavar las verduras para la ensalada, adobó la carne, y puso el arroz a cocinar. Cuando su cónyuge llegó preguntando por la comida, ésta ya estaba lista y servida. Después de comida, limpió la cocina, lavó los platos sucios, sacó la ropa de la lavadora y la puso a secar. Bañó a los niños y los acostó.
A las nueve de la noche estaba exhausto aunque no había terminado todavía sus quehaceres, se fue a la cama donde estaban esperándolo para hacer el amor, lo cual logró hacer sin quejarse.
A la mañana siguiente se despertó e inmediatamente se arrodilló al lado de la cama y dijo: Señor, yo no sé qué estaba pensando. Estaba muy equivocado al envidiar a mi esposa por poder quedarse en casa todo el día. Por favor Señor, por favor, vuélvenos a cambiar.
El Señor, en su infinita sabiduría, contestó:
Hijo mío, creo que has aprendido la lección y será un placer para mí volver las cosas a como estaban antes. Sin embargo, vas a tener que esperar nueve meses. Anoche quedaste embarazado.