El fantasma del crucero de Jala

17 / Octubre / 2018

Francisco Javier Nieves Aguilar

La carretera que conduce hacia el poblado de Jala, se cruza con la autopista Guadalajara-Tepic; pero se trata de un cruce muy peligroso, y en muchas ocasiones se ha hablado de construir una vía alterna para evitar accidentes, aunque todavía no se ha hecho nada.

Un sábado por la noche, un prestigioso doctor de Ixtlán -del que evitaremos reproducir su nombre-, regresaba a su casa después de asistir a una sala de fiestas. Al llegar al cruce redujo la velocidad y se sorprendió al ver a una deliciosa jovencita, vestida con un traje largo, de fiesta, haciendo auto-stop. Frenó de golpe y le hizo una señal para que subiera a la parte trasera de su vehículo.

- El asiento de delante está lleno de pelotas y papeles -se disculpó-. Y a continuación le preguntó:

- Pero, ¿Qué está haciendo una chica tan joven como tú sola a estas horas de la noche?.

- La historia es demasiado larga para contarla ahora -dijo la chica. Su voz era dulce y a la vez aguda, como el tintinear de los cascabeles de un trineo-. Por favor, lléveme a casa. Se lo explicaré todo allí. La dirección es bla bla bla bla número XXXX. Espero que no esté muy lejos de su camino.

El doctor refunfuñó y puso el coche en marcha. Cuando se estaba acercando a la dirección que le indicó ella, una casa con las contraventanas cerradas, le dijo:

- Ya hemos llegado -. Entonces se giró y vio que el asiento de atrás estaba vacío - ¿¡Qué demonios...!? -murmuró para sí el doctor-. La chica no se podía haber caído del coche, ni mucho menos haberse desvanecido.

Llamó repetidas veces al timbre de la casa, confuso como no lo había estado en toda su vida. Después de un largo tiempo de espera, la puerta se abrió y apareció un hombre de pelo gris y aspecto cansado que lo miró fijamente.

- No sé cómo decirle qué cosa más sorprendente acaba de suceder -empezó a decir el doctor- una chica joven me dio esta dirección hace un momento. La traje en coche hasta aquí y...

- Sí, sí, lo sé -dijo el hombre con aire de cansancio-, esto mismo ha pasado otras veces, todos los sábados por la noche de este mes. Esa chica, señor, era mi hija. Murió hace dos años en un accidente automovilístico en ese mismo cruce donde usted la encontró...