Basta con que muevan la cola

Francisco Javier Nieves Aguilar

18 / Octubre / 2018

El chofer del Contour gris circulaba a una velocidad moderada por la calle de Aldama. Luego viró hacia su derecha en dirección al norte de la calle Valentín Campa en la colonia Demetrio Vallejo. Ahí en la esquina estaba otro auto estacionado y eso le impidió tener una mejor visibilidad de esta arteria.

A dos o tres metros se encontraba reposando un perro negro, a media calle. El mencionado conductor seguro no reparó en su presencia y pasó con su auto por encima del can. No lo atropelló, pero sí se escucharon golpes y ladridos desesperados surgidos por el chasís.

El perro afortunadamente logró ponerse en pie y, ladrando se alejó corriendo dando vuelta por la misma calle Aldama, en dirección al poniente. Pero otro perrito que atestiguó la escena empezó también a ladrar, visiblemente furioso y corriendo por detrás del Contour, como queriendo cobrarse el daño que le habían ocasionado al otro can negro

Nadie me lo contó; yo mismo fui testigo de este hecho; y realmente fue impactante mirar cómo el segundo perrito enfurecía tras observar lo que le había ocurrido al otro animalito.

Esto me hizo recordar lo que alguna vez leí en el sentido de que los animales, efectivamente piensan, saben y sienten; y asimismo queda claro que, al igual que los humanos, los animales tienen vidas interiores.

Darwin aseguraba que las distintas emociones y facultades como el amor, la memoria, la curiosidad, etc -de las que se jacta el hombre- se encuentran en forma incipiente y a veces bien desarrolladas en los animales inferiores.

Si bien es cierto que poseen comportamientos instintivos como mover la cola, ladrar, gemir o enseñar los dientes, no es menos cierto que lo hacen de forma controlada escogiendo el momento. Lo que implica un razonamiento.

En ocasiones un solo ladrido basta, para ser consciente de que no nos encontramos completamente solos. Y si cuentas con amigo fiel a tu lado, no hará falta más que verlo mover la cola y alegrarse por tu llegada, para que el día haya valido la pena.