Ana, la señora millonaria sin saberlo, por desvíos en la ASEN

* A su nombre fueron depositados más de dos millones de pesos; es trabajadora de una empresa productora de huevo y gana dos mil 500 pesos quincenales.

30 / Octubre / 2018

Por Oscar Verdín Camacho

La investigación que se sigue contra Roy Rubio Salazar, actualmente suspendido como titular de la Auditoría Superior del Estado (ASEN), y de Ernesto Alonso Rosales Ramos, ex director de Administración de la misma, continúa en la etapa complementaria, entre otros aspectos, con la revisión de documentos remitidos por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), aspecto que anunció el 10 de octubre la representación de la Fiscalía General del Estado (FGE), durante la audiencia en que los dos citados fueron vinculados a proceso por los probables delitos de ejercicio indebido de funciones y peculado, por un monto de 12 millones 60 mil 589.25 pesos.

Como ha sido detallado por este reportero, la Fiscalía achaca que el dinero fue depositado a 13 cuentas de personas que no trabajaban en la Auditoría, cuatro de las cuales se deslindaron por completo del ilícito y presentaron denuncias.

Una de ellas es una mujer de nombre Ana, cuyo caso ha resultado emblemático en esta historia corrupta.

Y es que, según los datos revelados en las audiencias públicas, Ana trabaja en una empresa productora de huevo, donde gana dos mil 500 pesos quincenales, monto que puede aumentar si trabaja horas extras.

De acuerdo con la revelación de la Fiscalía, a nombre de Ana fueron depositados dos millones 260 mil 409.34 pesos, de los que ella no tenía idea, sino que su nombre fue utilizado en el desvío.

La investigación complementaria pretende acreditar cómo se seleccionó el nombre de Ana para aparecer en la trama.

Lo anunciado en la audiencia pública por la Fiscalía es que, hace unos cuatro años, una hija de Ana estaba por cumplir 15 años y pidió apoyo para su fiesta al entonces gobernador Roberto Sandoval Castañeda. Y sí, se le ofreció su vestido, pastel y una fotografía.

Además de ello, la señora estaba inscrita en el programa PROSA. Por ambos casos, tuvo que entregar copias de documentos personales como su credencial de elector y acta de nacimiento, creyéndose que posiblemente fueron tomados para abrir la cuenta en que se depositó la suma desviada de la ASEN.

Ana fue hecha millonaria pero sin saberlo.

En la audiencia del 10 de octubre, se adelantó que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores ha remitido información que probaría que con las tarjetas de las personas que niegan cualquier vínculo con el ilícito, se habrían hecho compras de boletos de avión, en plazas comerciales, e incluso el retiro en caja de 100 mil pesos en efectivo.

En esta etapa complementaria, cuyo plazo es de seis meses, se estaría solicitando información a bancos o empresas para que precisen quiénes realizaron esas transacciones.

Por el momento, tanto los imputados como la Fiscalía General presentaron recursos de apelación, los primeros inconformes con el auto de vinculación a proceso y las medidas cautelares, en tanto la otra solicitaría endurecer las citadas medidas.