José María Castañeda .-

La facilidad con la que algunas empresas venden motocicletas a particulares sin considerar las implicaciones en la vialidad y seguridad ha generado preocupación. Esta falta de control contribuye al creciente número de accidentes de motocicleta, que ocurren casi a diario, a veces con consecuencias graves y fatales.

Un ejemplo reciente es el caso de la señora Celina Gordo Villa, vecina de esta población. La mujer, de 42 años, sufrió un accidente en la esquina de las calles Amado Nervo y Morelia cuando la motocicleta en la que viajaba derrapó, causando su caída al pavimento. Debido al impacto, Celina sufrió severas escoriaciones en brazos y espalda y experimentó un desvanecimiento. Paramédicos acudieron al lugar y la trasladaron a la sala de urgencias de esta ciudad para recibir atención médica.

La problemática no se limita a Santiago, sino que se extiende a otras partes del estado. En San Blas, el pasado martes 12 de noviembre, una mujer y una menor de edad fallecieron tras chocar su motocicleta contra la caja de un tráiler estacionado en el acotamiento del poblado. La policía municipal acordonó el área hasta la llegada de personal de la fiscalía para realizar las investigaciones correspondientes.
A la luz de estos casos, surge la pregunta de hasta cuándo los legisladores estatales y federales tomarán medidas para regular la venta de motocicletas y exigir mayores requisitos para su adquisición. Actualmente, los accidentes de motocicleta representan la quinta causa de muerte en el país, pero no se han implementado leyes que limiten la facilidad con la que se accede a estos vehículos, los cuales se ofrecen con un enganche de tan solo 200 pesos, incluso a personas sin experiencia.
Mientras los legisladores no intervengan, la tasa de accidentes seguirá en aumento, afectando sobre todo a las familias de escasos recursos que, muchas veces, terminan pagando el precio más alto debido a la falta de controles en la venta de estos caballos de acero.