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El declive de Estados Unidos
Por Octavio Camelo Romero
23 / Julio / 2014
La economía norteamericana está en una fase de estancamiento y no logra recuperar dinamismo. Por otro lado USA no cesa sus guerras imperiales. Pareciera que el poderío económico se desvanece y el poderío militar se engrandece. Esta aparente contradicción se antoja desmembrarla para saber que está pasando con el coloso del norte. Los que saben dicen que la historia no es lineal ni de ciclos recurrentes. Y como vivimos en el capitalismo global, EEUU debe valorarse en el contexto planetario. Algunos estudiosos aseguran que en la década pasada el imperio estadounidense ha sufrido derrotas militares y decadencia económica; que hoy enfrenta competidores más fuertes y la probabilidad de mayores derrotas militares. Citan ejemplos. Nos recuerdan que USA se vio forzada a retirar tropas de Irak después de una ocupación militar de toda una década dejando tras de sí a un régimen aliado de Irán, el adversario regional de EE.UU. La guerra de Afganistán con altos costos, retirada militar, regímenes subalternos débiles, descontento interno. La guerra de Libia que causó la destrucción total de la economía petrolera en el Norte de África, la desintegración total del estado y de la sociedad civil y la emergencia de milicias armadas tribales y fundamentalistas opuestas a los regímenes subalternos de USA. Por otra parte América Latina ha rechazado los esfuerzos norteamericanos para derrocar al gobierno de Venezuela. El mundo entero repudia el embargo a Cuba. Proliferan las organizaciones regionales entre países que excluyen a USA. Y mientras disminuye la participación de EE.UU. en la balanza comercial de la región, Asia con China a la cabeza a ocupado el lugar norteamericano en los mercados latinoamericanos. Al mismo tiempo China financia el déficit de la balanza comercial de USA y revitaliza la economía estadounidense. Sin embargo la ofensiva norteamericana en América Latina se ha enfocado en el golpe militar en Honduras, en el sabotaje económico constante en Venezuela, en campañas electorales y de medios en Argentina, en la guerra cibernética en Brasil, en la estrechez de los vínculos con los gobiernos neoliberales complacientes de México, Colombia, Chile, Panamá, Guatemala y República Dominicana.
Es innegable la pérdida de influencia del coloso del norte en América Latina durante la primera década del siglo XXI, pero aún así ha recuperado parcialmente algunos de sus clientes y socios. La recuperación relativa de la influencia de USA en la región ilustra que los cambios de régimen y la disminución en la balanza comercial no han desgastado suficiente los vínculos financieros y corporativos con los poderosos intereses estadounidenses, incluso en los países progresistas. Las políticas nacionalistas y los proyectos de integración regional emergentes siguen siendo vulnerables a los contraataques de EE.UU. Los norteamericanos pueden estar perdiendo clientes de derecha en América Latina pero los nuevos gobiernos de centro-izquierda están colaborando activamente con las principales corporaciones mineras y agro-industriales y con las empresas de importación-exportación de bienes. Las estructuras corporativas, financieras, militares, políticas y culturales del imperio estadounidense continúan en su lugar y dispuestas a recobrar la hegemonía en el momento en que las oportunidades políticas se presenten.
Para el regreso hegemónico de USA ya hay nuevas figuras políticas con credenciales de progresistas y revolucionarios jugando roles en las nuevas redes de intercambio dirigidas por Norteamérica. En Chile la recientemente electa Presidenta socialista Michelle Bachelet y el peruano ex-nacionalista Ollanta Humala son grandes defensores de la Alianza Trans-Pacífico de Washington, un mercado regional que compite con MERCOSUR y ALBA, y excluye a China. En México el Presidente Peña Nieto está privatizando PEMEX y CFE aumentando con ello la independencia de EE.UU. del petróleo de Medio Oriente. El Presidente colombiano Santos está negociando el fin de la guerrilla para expandir la explotación multinacional de minerales y recursos energéticos localizados en regiones disputadas por la guerrilla. En Argentina, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) ha firmado un contrato con el gigante petrolero Chevron para explotar un gran yacimiento de gas y petróleo conocido como Vaca Muerta. En fin, USA todavía está viva.