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Estudian cerebros sanos en busca de indicios de Alzheimer
26 / Mayo / 2015
Washington. La placa pegajosa recibe la mayor atención, pero ahora personas mayores sanas con riesgo de Alzheimer permiten a los científicos escanear sus cerebros para ver si hay otro malhechor oculto en las sombras.
Nadie conoce la causa real de Alzheimer, pero hay dos sospechosos principales: el pegajoso amiloide en las placas cerebrales o marañas de una proteína llamada tau que taponan las células moribundas. Nuevos métodos para obtener imágenes capaces de descubrir esas marañas en los cerebros vivos permiten por fin comprender la causa de la demencia.
Ahora los investigadores agregan el escaneo en busca de tau como parte de un estudio para determinar si una droga experimental ayudaría a personas sanas pero con factores de riesgo. Sea eficaz o no el medicamento, es el primer estudio que permite a los científicos rastrear la acumulación de los señaladores característicos del Alzheimer en adultos mayores antes de que empiecen a perder la memoria.
La combinación de amiloide y tau es el dúo tóxico, pronostica la doctora Reisa Sperling, de la Facultad de Medicina de Harvard, quien dirige el estudio llamado A4. Verlo en la vida real es algo notable.
El A4 —que significa Tratamiento Anti-Amiloide en Alzhéimer Asintomático— busca atraer a un millar de personas mayores sanas como Judith Chase Gilbert, de 77 años. Esta empleada pública recientemente jubilada conserva toda su lucidez, pero el estudio indicó una acumulación de amiloide que podría ser un factor de riesgo. La semana pasada se sometió a una tomografía por emisión de positrones (PET por sus iniciales en inglés) para que estudiaran su cerebro en busca de la presencia de tau.
Sabemos que el tau aparece en escena en algún momento, pero no sabemos cuándo. No sabemos cuándo se produce esa interacción. Deberíamos saberlo, dijo María Carrillo, la jefa científica de la Asociación Alzheimer, que hace campaña para que se agregue el escaneo por tau a las investigaciones.
Más de 35 millones de personas en el mundo padecen Alzheimer u otras formas similares de demencia. Se prevé que las cifras aumentarán a medida que la generación de posguerra llega a la vejez. No hay un tratamiento eficaz. Los medicamentos existentes alivian temporalmente los síntomas y las nuevas drogas, que apuntan al amiloide, han fracasado.