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NUMINOR: El Amigo Alemán
Por Agustín Almanza Aguilar
19 / Diciembre / 2017
El médico que me recetó una medicina muy buena para la memoria, recomendaba por efectiva. Se llama se llama ¿Cómo se llama?... No me acuerdo, pero es muy buena. Bien, ahora ¿Qué iba a hacer?... ¡Ah sí, el nuevo artículo! Pero, ¿cuál era el tema?...
El ‘Amigo Alemán’ es bárbaro, sin duda. Se nos dice que la enfermedad del Alzheimer afecta el cerebro y se presenta en forma de demencia, por lo general en personas adultas de 65 años o más, y raras veces en quienes tienen menos de esa edad; representa el 70% de todas las demencias.
Fue descubierta por el doctor Alovis Alzheimer, alemán, quien en 1906 tenía una paciente llamada Augusta D., de 51 años, que presentaba pérdida de memoria, alteraciones de la conducta, delirios progresivos e irreversibles y que falleció tiempo después. Al estudiar su cerebro, Alzheimer encontró ciertos cambios, tales como una disminución de tamaño y de peso (atrofia), así como la pérdida de neuronas y su sustitución por una proteína anormal que describió como placas neuríticas y ovillos neurofibriales dentro de las células del cerebro, nos dice el doctor Pedro Rosado Vera, médico internista del Hospital General de Zona con Medicina Familiar Núm. 1, IMSS, Campeche –en quien se basa este artículo–.
El envejecimiento del cerebro y de las neuronas es factor fundamental, aunque lo de la herencia es relevante también. A esto hay que agregar los factores externos, ambientales y el tipo de vida. Ahora bien, se ha comprobado que a mayor nivel educativo y mayor actividad intelectual es menor la frecuencia de la enfermedad. La actividad cerebral es, pues, fundamental, el usar más el pensar, el raciocinio, la mente, ayuda mucho.
La pérdida de la memoria en hechos recientes es el síntoma principal; están los olvidos frecuentes, dificultad en recordad nombres o lugares, dejar objetos en lugares no apropiados, etc. Hay, comúnmente, los cambios de conducta como agresividad y depresión, alteraciones del sueño –durmiendo todo el día y por las noches se tornan muy inquietos, deambulan por la casa y desconociendo a los familiares–. Luego entonces, el diagnóstico clínico.
Tres etapas se han distinguido en este padecimiento: En la primera todavía pueden realizarse la mayor parte de las actividades cotidianas. En la segunda ya no, se requiere ayuda e, incluso, hasta para vestirse, asearse o salir a la calle, donde puede perderse. Los olvidos se acentúan, no recordando ni su nombre, ni el día que es, por ejemplo. En cuanto a la tercera etapa, la final, el paciente pierde la capacidad de hablar y caminar; se encuentra postrado en cama y precisa ayuda para todo a veces requiriendo sondas para alimentarse; no controla los esfínteres, y al estar postrado en cama se favorecen las infecciones por úlceras de reposa, y las pulmonares, lo que ocasiona, finalmente, la muerte. La enfermedad tiene un promedio de 10 años, aunque se han reportado casos que han llegado hasta los 21.
¿Y usted ya recordó cómo se llama?...