La Gehena nuestra: Sobre el incendio del basurero municipal ocurrido en abril de 2011

por Juan Barrón

01 / Septiembre / 2011

9:30, a.m.- Arde desde el amanecer el basurero de Tepic. Es la Gehena nuestra, el fondo y final de nuestra basura y desechos. Arde y se quema lanzando al cielo humo blanco, y tras esta columna otra oculta, negra y siniestra ignición de caucho, plástico, todo aquello que no queremos, todo lo que se ha usado ya por vanidad, ora por comodidad se quema irremediable y hace una sombra sobre la ciudad, efecto invernadero lleno de quién sabe qué gases y bacterias. Precisamente, bajo este manto que hace el humo es donde ahora ya se matan y descuartizan los hombres por dinero. Donde mueren los inocentes que se atraviesan en su camino. Por el redituable negocio de estupefacientes se ha abierto la vorágine a que están condenadas las ciudades que crecen: los recursos se explotan, se sobre explotan y encarecen debido a la creciente demanda. Pero el negocio de los narcóticos no es el único que ostenta y que ahora desborda sus complicadas aristas, la cualidad de industria caótica en explotación. Cualquier recurso que contenga esta tierra está destinado a convertirse en productos que se convertirán en dinero, en oro, ¡maravillosa alquimia! Y justo como arde el basurero, la Gehena nuestra, es su condena ascender a los cielos como llevando consigo los ecos de los males que ocasiona: avaricia, violencia, envidia, odio, indiferencia. Pero no es para nada una oración ni una ofrenda ese humo elevado a Dios, es la más trémula manifestación de la corrupción y debilidad humanas al ser incapaces de administrarnos con sabiduría y la presunción de lograr un mundo perfecto donde el hombre verdaderamente sea feliz: porque la tierra posee alimento para todos, ¿cómo entonces tantos millones apenas tienen un bocado?¿ Tanto espacio y tantos sin hogar ¿Tanta ciencia y tantos cánceres segando vidas, cada vez más tempranas? ¿Tanta historia y conocimiento y cuántos que apenas saben leer o viven en completa ignorancia? ¿Cuántos pobres con hambre de Dios que son apartados o violentados tratando de saciar su hambre? Está visto que los grandes sistemas, el capitalismo y el comunismo, que en el siglo pasado movieron los hilos del mundo prometiendo bienestar y progreso y libertad, resultaron tener grandes imperfecciones que sólo crearon pobres más pobres y ricos cada vez más ricos, por no hablar de las inútiles guerras libradas y muertes en todo el orbe que ha habido de por medio. Es el colmo de nuestras iniquidades, el mal esparcido por el mundo que ha terminado de extenderse y cernir a nuestra ciudad, una ciudad en donde hasta un par de años, no pasaba nada. Y sube hasta el cielo hoy en forma de una columna de humo pestilente y parecen cobrar sentido las palabras del carpintero de Belem, aquel que resucitó al tercer día de su tormento y dejó un camino abierto con su obra y vida, cuando sus amigos le preguntaron sobre lo qué habría de acontecer antes de que El volviera a esta tierra: Y como se desbordará la impiedad (el mal), la caridad (el amor, la sensibilidad), de la multitud se enfriará. De ahí que tengamos que mantener en nuestros corazones un poco de calor humano.

El que tenga oídos para escuchar, que oiga


++