Líneas: El Toro se pone las pilas para dar mayor seguridad a los tepiqueños

Por: José Ma. Narváez Ramírez.

14 / Junio / 2012

Cuentan que hace muchos años –tantos que ya ni me acuerdo-, allá en Santiago hubo una desgraciada temporada en que los delitos se cometían tan seguido, que fue necesario que los ricos del pueblo se decidieran por contratar los servicios de un afamado capitán retirado, del Ejército, cuyo prestigio lo hizo ser reconocido por todo el noroeste del país, y como lo que siempre les ha sobrado a los pudientes santiagoixcuintlenses es el dinero, -y no solamente del tabaco, del alcohol y de la prostitución de ambos sexos- no lo pensaron mucho y de inmediato se fueron a Guadalajara para contratar al afamado investigador.

Batallaron para llegarle al precio, pero se lo trajeron, y en una semana calmó los ánimos de la delincuencia organizada e hizo que le firmaran por un año de labores; que fueron simples ya que mandó construir una cárcel de dos por dos metros de ancho y de alto, le puso una puerta de fierro y le abrió una ventanita de 50 centímetros cuadrados. Fue levantada a la entrada del pueblo, y el militar rentó una vivienda frente a ella para vigilar de cerca a los escasos delincuentes.

Cayendo el primer preso acusado de abigeo, mandó citar a la ciudadanía y le formó un consejo de guerra (ranchero) y presidió el proceso. Al peguntarles a los integrantes del jurado popular (luego de escuchar al reo), si lo consideraban culpable o inocente, de inmediato lo declararon responsable del delito que le imputaban y acto seguido dictó sentencia; mandó poner a una fila de cuicos frente a él y personalmente dirigió su ejecución ¡Preparen apunten fuego!

Al siguiente acusado le sucedió lo mismo y ya no hubo tercero en el transcurso del año que duró en su puesto, mismo que abandonó porque los pudientes pensaron en ya no contratarlo por que no lo necesitaban, y regresó a Guadalajara.

A la semana siguiente los delincuentes volvieron a cometer sus fechorías y cuando los ricos quisieron que volviera el militar, éste ya había aceptado ir a trabajar a Mazatlán, Sinaloa, y tuvieron que vivir en la zozobra y el miedo de antes Cosa que no ha acabado del todo hasta la fecha, porque ahora se tienen que cuidar de los malandrines y de la propia policía No de toda, nomás de la corrupta

Así el presidente municipal de Tepic, Héctor González Curiel, en coordinación con los Comités de Acción Ciudadana y la Secretaría de Seguridad Pública, -realizan al cien- actividades de prevención del delito en las 20 colonias con mayor número de llamadas al 066 y se preparan las anteriores casetas (de policía) que estaban abandonadas en diferentes puntos de la ciudad, para habilitarlas y proporcionar un servicio permanente de proximidad ciudadana para identificar de primera mano las denuncias que se reciban. E igualmente se rescatarán los espacios públicos para llevar cultura y esparcimiento a los jóvenes, niños y padres de éstos, en nuestra capital..

Así que Control Señores ControlHay que ponerse muy abusadillos con esto de las denuncias ciudadanas –de toda especie- y ¡Hágalas! como decía el gordito que salía en el anuncio de la televisión al referirse a las llamadas de larga distancia Se supone que son anónimas y si tiene usted suerte, a la mejor le hacen caso

(Líneas. Tel. 311-158-66-55).