Líneas: La impiedad norteamericana

Por: José Ma. Narváez Ramírez.

22 / Julio / 2014

Nos dice el prestigiado columnista don Sergio Mejía Cano –en su columna de hoy- sobre las injustas preferencias y crueles olvidos de los estadounidenses, en especial contra los mexicanos de acá de este lado.

Estoy de acuerdo en todos los señalamientos que hace, y permítaseme aprobarlos totalmente en lo que se refiere a un atentado a los derechos humanos tal actitud de los gringos y de la primera autoridad, Obama, al asumir una criminal disposición, ordenando la construcción de la muralla de la ignominia en la frontera de EUA con México.

Pero lo más lamentable no es la separación de los padres de familia –que son expulsados del país gringo- o el engaño que sufren aquellos que se parten la madre o mueren defendiendo la bandera de las barras y las estrellas, a cambio de honores en lugar de obtener la ciudadanía americana en vivo, como se supone que se les prometió A LOS NUESTROS. No, don Sergio, lo que es motivo de desagrado desde mi punto de vista, es la actitud que asumen los mexicanos que se quedan en aquella nación y se desatienden de sus orígenes. Se vuelven fríos y se olvidan hasta de sus propios padres que un día se vieron forzados a verlos alejarse de su lugar de nacimiento –obligados (los hijos) principalmente por la necesidad de ganar dinero- y de pronto (los padres) se dan cuenta de que los perdieron al constatar que los han relegado a ÚLTIMO término a cambio de una nueva forma de vida en la que impera el poderoso caballero, y los valores morales y humanos se pierden, No les importa que sus padres y en algunos casos sus hijos se queden en México porque ellos se han metalizado y ahora solamente creen en el dólar, no en los que en realidad los aman y los extrañan.

Esto ha sido ocasionado por el saqueo que han venido haciendo los funcionarios mexicanos, acogotados desde hace cien años en un mal llamado poder, ensañados con el petróleo y ahora con las reformas que mantienen más apretados económicamente hablando, a los compatriotas, pisoteándoles los derechos conquistados por la revolución.
Esto no es lo importante porque es un mal -podemos llamarle necesario- ya que no lo logramos sacudir –necesitamos otro movimiento armado-; para mí lo más triste, es perder a los seres más queridos por la interposición de la situación económica. Porque estando allá y logrando en alguna forma la dizque conquista del sueño americano se desprenden fríamente de sus raíces y se entregan a otro tipo de vida que para ellos es muelle y significa de alguna manera la felicidad, aunque sea utópica.

Pienso que el cariño de los padres, de los hijos y de la familia en general, debe estar por encima de cualquier interés sea cual sea el índole o inclinación de la persona. Si se aleja de ella –de la familia- por causa de cualquier motivo que origina el acomodo económico o el estatus convenenciero, y se relega a segundo termino, preferible sería morir a separar el vínculo sagrado de la unidad familiar.

No importa que ellos –los hijos- se guarden su dinero y que cuiden celosamente sus intereses, lo que realmente importa es que se sigan cultivando las relaciones naturales, con el cariño de padres a hijos, de hermanos, del parentesco que sea, pero siempre en unidad y con el agradecimiento a Dios, Nuestro Señor. Que no les nieguen –ni ellos se nieguen, el más importante de los derechos: saber cómo están AMBOS.

Decía mi padre cuando nos separábamos del seno familiar: Escríbele a tu madre, no la hagas sufrir Cuando menos para hacerle saber cómo estás así nos consolamos

Eso es lo que quiero agregar a su importante colaboración, don Sergio, le ruego aceptar este paréntesis –pudiera decirse cursi- pero así lo considero-

Control Señores Control Dijo Lacordaire: ¿Qué es una familia, sino el más admirable de los gobiernos?

LA FAMILIA ES UNA BENDICIÓN DIVINA, NO LA ECHEMOS POR LA BORDA, Y HAGÁMONOS MERECEDORES DE ELLA.
311 145-18-81