LOS BRICS Y LATINOAMÉRICA

Por Octavio Camelo Romero

25 / Julio / 2014

La VI cumbre de los BRICS transformó algunas de las expectativas en hechos y dejó para un tiempo futuro otras. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica realizaron en Fortaleza un evento político de centralidad internacional; han dejado de ser simples siglas para constituirse en un nuevo espacio geoeconómico; han decidido desacatar algunos de los acuerdos Bretton Woods de la 2da. Guerra Mundial; han fijado fecha de caducidad al modelo económico de pensamiento único; han cuestionado la hegemonía de los Estados Unidos de América; han cuestionado el carácter monopólico del dólar como moneda hegemónica de las relaciones económicas internacionales; han desafiado al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial como instituciones amedrentadoras; han creado el Nuevo Banco de Desarrollo y el Fondo de Reserva; están proponiendo relaciones diferentes a las establecidas para el capitalismo global; están planteando un orden multipolar en lugar de unipolar; están proponiendo la eliminación de la exclusividad del FMI como instrumento de ayuda financiera a cambio de endeudamiento social; están impulsando un nuevo paradigma financiero de ayuda para el desarrollo; en fin, los países del BRICS ha generado intranquilidad en el neoliberalismo y dudas en los círculos democráticos. Suponiendo un proceso de emancipación latinoamericana de la hegemonía unipolar, ¿Cuál será la relación del Banco del Sur con el Nuevo Banco de Desarrollo? ¿Cuál será la relación de Brasil con el Mercosur, Unasur y CELAC? ¿Cuál será la relación entre los principios de la complementariedad-solidaridad y el otro pragmático chino de ganar-ganar? ¿Cuál será la suerte de las empresas nacionales frente a las transnacionales con casa matriz en algún país BRICS? Estas son algunas de las interrogantes que se nos presentan y que desde luego su respuesta tendrá ciertos impactos.

Está claro que la búsqueda de soberanía nacional de algunos países de América Latina ha surgido de un planteamiento denominado bolivariano, pero a la vez se está cierto que este planteamiento no es necesariamente bricsiano. Esta situación incuestionablemente genera una tensión en la región y por lo menos una discusión política-ideológica en la zona sur de Latinoamérica. Lo ideal será construir una relación virtuosa entre ambas posturas y aprovechar los vientos refrescantes de los países BRICS. Por lo pronto Argentina ya hizo lo propio. Firmó varios acuerdos con China que le permitirán financiar obras de infraestructura y compras de bienes al país asiático, lo que representa una bocanada de oxígeno a un país sin acceso al crédito externo y al borde de una cesación de pagos. Los convenios incluyen el desembolso de préstamos por 7 mil 500 millones de dólares para la construcción de dos represas hidroeléctricas y la renovación de una línea ferroviaria clave para el transporte de granos. También los bancos centrales de los dos países cerraron un acuerdo de tres años por el equivalente a 11 mil millones de dólares que le permitirá fortalecer el nivel de reservas de la República Argentina y facilitar la inversión en moneda local así como promover el intercambio comercial bilateral. El banco central de Argentina podría solicitar el desembolso total o parcial de 70 mil millones de yuanes para invertirlos como tales, o canjearlos por dólares para integrarlos en sus reservas a cambio del equivalente en pesos. China es el segundo socio comercial del país sudamericano después de Brasil y su principal comprador de productos agrícolas. Pero además es el rescatista de la Argentina que está en recesión por la alta inflación y el bajo nivel de inversiones, situación que podría agravarse si cayese en cesación de pagos en el fin del mes, debido a la sentencia judicial adversa de un juez de USA que la obliga a pagar al menos 1,330 millones de dólares por su cesación de pagos en 2002. En fin.