EL ITACATE: El Vuelo de Proteo (III)

Por Agustín Almanza Aguilar

02 / Diciembre / 2014

Pasiones antiguas, como testigos del tiempo presente; jóvenes de rostro monacal y sonrisa irónica, afincados en provocativas sorderas: Tanto para nada. Todo un tren cargado de recursos, con las razones de la ruptura. La escritura de la mirada, como dialogo abierto; poesía mística, testimonio de tinieblas; un sentirse errante por la agradable orilla, sin crímenes ni castigos. Imágenes instintivas de ávidas divas junto al piano, con dos rostros de la llama, de frente y perfil: toda una lucha por la responsabilidad. El problema de la democracia: ¿qué es la ‘democracia’?...

La puesta en escena es un hecho poético, una forma breve de la perfección (¡?), un ensayo provocador; un Derecho del Paciente. Absurdas calamidades y amores de película, irreverencias de interpretación: la madurez a la intemperie es la palabra y vida, un arrancar la arena al reloj con pensamientos y letras, como condenados del tiempo.

La prosa del mundo y su ‘Salivero’ (Ignacio Trejo Fuentes) reconquistan Aztlán. La poesía está en la calle, en la otra cara de lo cotidiano, y el poder, libre de babosa emoción, es figura y desfiguro: ¿representación o espejo?... VERBA MANENT. Y así, en esa trasparencia recordé a R. M. Rilke: Me sorprendo algunas veces de la facilidad con la que abandono todo lo que esperaba por lo real, incluso si es peor. Terredad, disección del mito, arte de escribir, sagas de un viaje al oscuro infinito; lunas amargas. Mágico universo de herejes y santos, obstinación de prometéicas pandoras; embarcaderos y astilleros de paraísos cíclicos: oralidad superviviente de añejas metamorfosis y obsesivas trasmutaciones de ángeles y demonios. Escrituras de antes y después; murallas caídas, brasas de nihilismos, un sentido de los escombros, una mezcla de procesos: idearios del exilio y el viaje. Es como una culminación de realidades y remodelación de la barbarie: bocanada de números y esfinges.

La conversión en uno mismo es un cuento del canto, como una pulsión de ambigüedades (lo quirial)): dicen que la distancia es el olvido tan lejos y tan cerca ¿todo amor es trágico?... Trasiegos apresurados tras el Dédalo (Dédalo, Dédalo, por favor sic!) que dentro llevamos como Prosa Prosaica. Son sensualidades de lengua absuelta en un mundo no tan raro que se vé, se siente, pues afuera tú no existes: en la poesía sólo tendría que haber lugar para quien abre un espacio a sí mismo, para quien se arriesga a comprometer su talento en auténticas exploraciones. (Carlos López Beltrán).

Por espesor y nudo (no Gordiano), la poesía es un eco, y es que, ¿cómo gravita socialmente la locura? ¿Se busca el vértigo existencial? Isaac Mendoza Vázquez expresa: estamos cansados del estupor y sin refugio ante la incertidumbre, lo impredecible y este continuo, eterno diluvio de estulticias. Son caras de una misma moneda. Se trata de despertar a otros (¿de qué?), al otro, a nosotros mismos. Insisto: el vértigo existencial

Como las reflexiones en un tren nocturno, o el perdón de los beatos. Urge, pues, romper el silencio con la escritura que revela, entre agujeros y bartolinas: ¡Ah/Oh/Um, el Maistropiero!...
La libertad sagrada del arte; la búsqueda del Vaso de Fuego, del Grial.

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