REDESCUBRIENDO: Un Año con Propósito: ¡Feliz 2015!

Por: José Miguel Cuevas Delgadillo

09 / Enero / 2015

A lo largo de todos los tiempos, filósofos, teólogos, psicólogos, psiquiatras se han hecho las siguientes preguntas: ¿Quiénes somos? ¿Por qué existimos? ¿Somos productos del asar? ¿Somos un ser sin rumbo, producto de un accidente? ¿Existe un propósito real por el cual vivir en este mundo? ¿Para qué estoy en esta vida? ¿Cuál es el rumbo que debemos tomar como seres humanos que nos permita vivir con satisfacción en todo la que hagamos? Algunos han intentado responder a dichas preguntas con la siguiente aseveración: somos productos de circunstancias, producto de algo que llaman suerte, nuestro propósito depende ella.

Y es que en la actualidad muchas personas piensan que la suerte es una especie de circunstancia favorable que premia a la gente de manera misteriosa permitiendo cambiar su estilo de vida de la noche a la mañana, sin el mayor esfuerzo requerido, sin la planeación y preparación que se requiere en cada caso para triunfar en un proyecto de vida. La suerte, en este sentido, se percibe como un cambio abrupto para bien en las circunstancias de vida de una persona. Sin embargo, debemos analizar muy bien dichas definiciones, particularmente cuando creemos que nuestra vida puede tomar cauces positivos sin propiciarlos, pensando que llegarán solos sin el mayor esfuerzo, asumiendo inconsciente o conscientemente un elemento mágico a nuestra existencia, filosofía por lo de más peligrosa, porque inhibe en la persona asumir responsabilidades. Así, el escritor y filósofo Maury Wills afirma: La suerte es una oportunidad que se encuentra con la preparación. En otras palabras, eso que llamamos suerte es una oportunidad que NOSOTROS MISMOS debemos propiciar en todos los ámbitos de nuestra vida: familiar, educativo, laboral, emocional, etc.

LAS DECISIONES QUE TOMES PUEDEN AFECTAR TU VIDA. David G. Burkholder en su libro Esfuérzate a Vivir, dice lo siguiente: Las decisiones nos encaminan en una dirección; nos ponen a viajar por un camino. Muchas veces, una decisión que hacemos requiere que hagamos otra decisión. Algunas son más importantes que otras. Algunas parecen muy pequeñas e insignificantes; pero forman parte de un curso sin retorno. Hay muchas decisiones que son así. Parece que tienen tan poca importancia. Pero ayudan a determinar nuestro destino. Las decisiones pueden obrar en los dos sentidos, para bien o para mal. Nuestra vida se construye sobre la base de nuestras propias decisiones. Cuando una persona muere, en muchos casos pensamos y afirmamos: ya le tocaba, por eso murió. En mi experiencia como terapeuta, he descubierto que muchas personas mueren porque solas propician su muerte, toman las decisiones equivocadas y ocurre la desgracia. Las decisiones no pueden matar o nos puede dar vida, por lo tanto, debemos aprender a tomar buenas decisiones, esa es la clave para vivir una vida con un rumbo claro. Recordemos a nuestro poeta nayarita, Amado Nervo cuando dijo: El hombre es el arquitecto de su propio destino, y ese destino se construye sobre la base de las decisiones que tomemos a lo largo de nuestra vida. Hasta la próxima. Orientador Familiar y Conferencista. ESTE ARTÍCULO ESTA DISPONIBLE PARA IMPARTIR EN CONFERENCIA. Consultas Celular 311 136 89 86.