RECARGADO EN LA VIEJA ROCOLA

Por: Olegario Zamudio Quezada

27 / Febrero / 2015

Yo conocí a Gerardo Reyes, lo conocí a través de varios de mis amigos bohemios, mis amigos que como el charro cantor, se abrogaban en cada borrachera haber nacido sin fortuna y sin nada, echándole ganas y desafiando al destino de frente.

Aseguraban que hasta el más infeliz los humillaba, pero de pronto algo sucedió con ellos y la suerte les cambio; de pronto se vieron entre gran gente y se confundieron con esa clase social. A mis amigos los vi deambular, después, por distintos caminos al de su origen.

Iban, según ellos, siguiendo tan solo al destino y entre pobres se sentían dichosos, pero afirmaban que con ellos, con los pobres se quitaban el sombrero y que despreciaban al más poderoso con el que hacían migas.

Yo siempre he creído, que no hay nada más peligroso para una sociedad, que el arribo de un hombre de extracción pobre, con perfil mediocre, arribista y pendenciero. Cuidado con esos que ya enriquecidos y llenos de soberbia, parafrasean su pobreza en medio de la opulencia y el orgullo banal.

Les diré, yo siempre tuve el calor de un beso, mis pobres viejos trabajaron tanto, mas siempre tuvieron tiempo para eso. Crecí ignorando el llanto; fui a la escuela e hice amigos. Ya después en sociedad aprendí cosas más, si es cierto, las letras no entran cuando se tiene hambre, ni hay quien te tienda la mano si eres pobre.

Por eso siempre vuelvo a ése puerto viejo, donde la vida me trató tan bien, ésa es mi gente que por nada dejo ni olvido y los he adoptado como mi familia, eso ante la aceptación de mis hermanos de sangre.

Pero decía, que al Gerardo reyes, también lo conocí por mis vecinas, las Florecitas del campo, ellas cantaban en el concurso de aficionados que promovía la radiodifusoras de impacto en ese entonces en Mazatlán, la RCN, cuyo lema era La que le gusta a usted, concurso de aficionados del restaurante de mariscos la perla del pacifico de la playa norte, a un lado de los monos vichis.

Entonces, estaba pegando con tubo, donde caigo que a letra decía: Era noche tal vez de mañana, era noche la vez que se fue, no me dijo que rumbo llevaba ni me dijo si había de volver. Desde entonces, tan solo las copas han podido ayudarme a vivir, con un vaso de vino en la mano. Recuerdo su nombre al oír mis canciones recargado en la vieja rocola.

Creo que más bien la chavala de la canción de Gerardo, se fue y se perdió, porque no creo que fuera tan inteligente como para irse, más bien ya no encontró el camino de regreso.

También se escuchaban por la radio de bulbos, canciones como, Libro abierto, Cargando con mi cruz, Quisiera amarte menos, Que nos entierren juntos, Me voy con rumbo al sur, Por qué no fui tu amigo nada más, y otras que invitaban a comprar Brandi Presidente que traía siete kilos de uva en cada botella o invitaba a tomar Tequila Cuervo que no se quedaba atrás con siete kilos de plumas, también en cada botella.

Se murió Gerardo Reyes sí, pero como decían los animadores en los Burdeles de Tepic, esos lugares que para muchos parroquianos, eran como su segundo hogar, la Casa Esther o el Venecia..... El show, tiene que continuar...!!!!