Palabra Libre: JEFES QUE NO SON JEFES

Enrique González Rodríguez

24 / Abril / 2015

Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre No somos patrones ni pretendemos serlo, porque de quien más aprendemos es de ustedes y nuestra obligación es de respeto, solidaridad y colaboración, es una frase emitida por Polo Domínguez hace mes y medio en Barranquitas, ante representantes sindicales y la lideresa del Sutsem Agueda Galicia Jiménez, cuando el alcalde hizo uso de la palabra.

Pocos minutos antes, Galicia Jiménez le refería al alcalde capitalino que en el Ayuntamiento que preside existen jefes que se pasan de jefes, toda vez que muchos de sus funcionarios se comportan como si estuvieran dirigiendo las empresas privadas que poseen. Polo atinó a reconocer que el activo más valioso para el Ayuntamiento son sus trabajadores.

Pero al igual que en la administración pública municipal, en otros órdenes gubernamentales existen jefes de todo tipo; desde los muy narcisistas, los autoritarios, aquellos importa valemadristas, o los que quieren pisotear a los trabajadores como también los hay aquellos que requieren de una alfombra humana para caminar agusto y lucir sus costosos zapatitos recién adquiridos en exclusivas tiendas departamentales del extranjero.
En las más diversas oficinas y áreas operativas podemos observar de todo; aquellos que llegan en vehículos de modelo reciente con aire acondicionado y chofer disponible las 24 horas del día tan sólo a supervisar lo que ya está hecho o dar órdenes a diestra y siniestra sin importarles lo que sus subalternos piensen, sientan, crean o requieran.

Para ellos, la única palabra que tiene valor es la suya y se cumple porque se cumple; so pena de echarse un ‘jarabe tapatío’ sobre la humanidad de plebeyo, del hijo del pueblo que recibe el mote de ‘empleado’.

No distinguen sexo, raza, colores ni sabores; ellos, los ‘Gran Jefe Pluma Blanca’ pisan parejo por encima de sus empleados, o por un lado sin bajar ni desviar la mirada para verlos sufrir. Son jefes que en realidad no son jefes.

¿QUIÉN MANDA A QUIÉN?

Insistimos: hay de todo ‘como en la viña del Señor’, y por ende, no pueden faltar aquellos ‘Jefes Buena Onda’ con sus secretarias o asistentes, quienes dicho sea de paso, les sirven de bufones o que están al ‘mande usted jefecito chulo’, como dice una querida amiga que conozco y que, según ella, es de respeto y reconocimiento a la capacidad intelectual del que afirma ella, es su jefe

Existe un hilo tan delgado entre el ser buen jefe, aquél que por sus capacidades intelectuales y experiencia tiene mucho que enseñar, qué compartirles a sus compañeros de trabajo, tanto hombres como mujeres por igual, y ser un jefe mediocre, aquél que es fácilmente pisoteable por sus subalternos.

En alguna ocasión, un jefe de oficina de la policía nos comentó que para ser un buen jefe policiaco se debe infundir o miedo o respeto; porque de otra manera, se te suben a las barbas y terminarás siendo un don-nadie
Alguien más coincidió con nosotros en el sentido de que para poder mandar, primero hay que saber hacer las cosas.
Ambos casos nos llevan a que, para ser un buen jefe, se debe dar a respetar, se debe saber hacer las cosas en toda la extensión de la palabra, y así, sólo así, se determinará quién manda a quien: si el subalterno al jefe o el jefe a aquél

JEFE vs. LÍDER

Existen diferencias muy marcadas entre ser sólo jefe y ser un líder:
Mientras el primero manda a las personas, el otro aconseja y guía. Uno inspira miedo el otro entusiasmo. El jefe dice ‘mi empresa’ mientras que el líder la cataloga como ‘nuestra empresa’.
El que sólo es jefe es ‘yoyito’, es decir, para todo dice ‘yo soy, yo hice, yo, yo, yo’ el líder siempre se refiere a nosotros somos, hicimos.

Uno presume sus éxitos, el otro los comparte. El que se preocupa por las cosas es el jefe, quien se preocupa por las personas es un líder.
El jefe tiene empleados, pero el líder cuenta con un equipo de trabajo pero un equipo verdadero, en toda la extensión de la palabra, y no sólo de los dientes para afuera.
Para el jefe todo es urgente para hoy, ¡a la de ya!; el líder reparte el trabajo de manera equitativa y es justo entre su decir y su hacer.

¿DE JEFE O DE PILMAMA?

En nuestro andar por las diversas empresas públicas y privadas, hemos observado un poquito de todo. Hay escenas que quedan bien guardadas en la memoria porque son chuscas, aberrantes o simplemente son ejemplo de vida.

Por ende, podemos afirmar que entre el trabajo y el relajo, está la presencia del jefe o como coloquialmente se dice que en ausencia del gato, los ratones hacen fiesta.

Esto es, que mientras que el jefe está en la oficina o área de trabajo, todos al unísono se ponen a trabajar o hacen como que hacen pero en realidad no hacen nada, pero eso sí: de relajo, chistes y fuertes risas ni qué decir. Todo mundo bien portadito.
Pero en cuanto el jefe se ausenta, hasta parece que abren los escritorios y salen a relucir los confetis, espanta suegras, serpentinas y la música a todo lo que da.

Ejemplos de estas escenas en oficinas hay muchos y en algunas ocasiones son muy frecuentes. A los empleados (que dicho sea de paso, reciben su salario de dinero proveniente del pueblo, el mismo al que se supone deben de servir) poco o nada les importa que los vean, que los escuchen simple y llanamente se disponen a disfrutar de su ‘rato libre sin jefe’.
También hay aquellos que por evitar problemas en las áreas de trabajo entre sus subalternos, por comodidad o porque se dejaron convencer por sus más cercanos colaboradores, esos que están todos los días muy cerca o a los hombres y mujeres que más palabras dulces y rimbombantes le dirigen como sí, licenciado; lo que usted diga licenciado; usted ordena licenciado, yo obedezco; si, licenciado, se hizo tal como usted me indicó licenciado, pues el sentir de los demás integrantes del área o departamento ya no cuenta, es un cero a la izquierda, no hay voz ni credibilidad para el resto del grupo

Y por último, también hay ‘jefecitos’ que se dejan ‘mangonear’ por unos cuantos empleados, esos que son los más problemáticos o los más zalameros, dependiendo del caso que se trate y hasta se dejan arrinconar en su propio escritorio; como un caso reciente que presenciamos, y en verdad no dábamos crédito a lo que veíamos un jefe estaba siendo ‘bombardeado’ por dos chicas, las cuales se quejaban del proceder de una tercera. Él les dijo que era el jefe, no pilmama y esa respuesta las enardeció y ‘enanchó’ más a las féminas, a quienes ‘sin querer queriendo’ como decía El Chavo, el jefe les dio armas para despotricar aún más en contra de la ausente secretaria
A usted, amable lector, ¿cuál de todos los casos le parece más familiar?; ¿es buen jefe o es buen empleado?

 MIEMBRO ACTIVO DE FRECONAY, A.C. 
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