NUMINOR: NORMA JEAN BAKER MORTENSON (Primera de dos partes)

Por Agustín Almanza Aguilar

17 / Julio / 2015

Las más hermosas mujeres del cine mundial, esas que se han caracterizado por sus deslumbrantes y sensuales méritos y talentos anatómicos, y que son conocidas como símbolos sexuales’, han terminado sus existencias terrenales –después de haber experimentado situaciones atormentadas- un final lleno de dramatismo. Puede afirmarse, en efecto, que hay un signo trágico que preside la vida de las mujeres que han sido verdaderas esculturas humanas de la sensualidad. En este espacio –ya se publicó lo de la bella Liz Taylor- veremos algo sobre Norma Jean Baker Mortenson, es decir, ‘Marilyn Monroe’, la chica del almanaque – ¿se acuerda el lector de aquella fotografía del ‘Play Boy’?-.

Como el espacio es poco nos centraremos en los icebergs anecdóticos y dramáticos de la vida de esta mujer –a la que ‘The Beatles’ le dedicaron una composición: ‘Honey Pie’-.

Para comenzar es bueno tener en cuenta lo que opinaba de Hollywood: el superpoblado burdel. Y es que ella sabía muy bien que mientras más y mejor repartiera sus ‘favores’ más rápidamente podría ascender en la estimación de los directores y llegar al estrellato (You’Il became a legend of the silver screen). El primero que disfrutó su cuerpecito fue un vetusto productor de 70 años, Joe Schenck, quien ofició como el primer eslabón de una cadena de amantes dispares y más o menos oportunistas, según nos cuenta Gabriella Spherer.

El sucesor de Schenck, Frank Hyde, le ayudó con los gastos de las intervenciones quirúrgicas y hacer que se hiciera de primeros lugares en el cine. No se casaron.

A Marilyn le encantaba la promiscuidad, el sentirse deseada por cada hombre que se topaba en su camino. Se dice que frecuentaba bares y hoteles de mala reputación, y hasta se entregaba si no a su chofer, si a su masajista. Robert Hozier afirmó que ella tuvo dos relaciones lesbianas

Comediante con talento haciendo el papel de la rubia aturdida y cándida, ella, aquella jovencita que se casó a los 16 años (1942) y luego posaría desnuda ante la cámara del fotógrafo Tom Kelly, para aquel famoso calendario. Tom declararía años más tarde: estaba hambrienta y necesitaba cinco dólares, para pagar el alquiler. También se supo que llegó ella a afirmar que la ropa interior le producía alergia y que por eso lo único que se ponía al acostarse era Chanel Número Cinco.

Abusaba mucho del alcohol y las píldoras, que fueron sus enemigos hasta la muerte. SE dice que su desceso fue por sobredosis y no un suicidio, o ¿fue un crimen de Estado? Nembutal aquella mañana del 5 de agosto de 1962 (hace 53 años) se encontró un frasco vacío de Nembutal al lado de su cadáver. Tenía ya su personalidad rota y estaba destrozada mentalmente. Se recuerda que su madre y su abuela fueron personas esquizofrénicas. No tuvo descendencia; rodeada de la soledad, con su máscara de bella muñeca.

Fue hija de un panadero ambulante, Edward Mortenson, y de una empleada de una compañía cinematográfica, Gladys Baker. Nació hace 89 años, en los Ángeles, un primero de junio de 1926, con el nombre de Norma Jean Baker Mortenson. Vivió una vida doble en la que alternaba la personalidad de una mujer sofisticada, un tanto ingenua y un tanto ingeniosa, pero siempre dispuesta a tener a los hombres a sus pies, con la real personalidad de una mujer que había pasado hambres y maltratos, que sufría un gran problema de soledad, que estaba necesitada de cariño y que, por auténtica, sufría la incomprensión ajena.

En la siguiente entrega (2ª parte): ‘¿Crimen o Suicidio? El enigma Marilyn Monroe’.
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