Judea Cora ó Semana Santa Na´ayerit en San Juan Bautista, Rosamorada, Nayarit

Dr. en C. S. Jorge Briones Franco
Historiador-cronista oficial honorario del municipio de Rosamorada Nayarit.

24 / Agosto / 2015

INTRODUCCIÓN


A lo largo y ancho de nuestro país se celebran infinidad de fiestas, tradiciones, costumbres, ritos, prácticas ceremoniales de diversa índole, gran parte de ellas muy antiguas y que nuestras comunidades identifican como parte de su identidad. Por ello no cejan de invocarlas, de practicarlas y de difundirlas. Algunas han sido elevadas a la consideración de patrimonio cultural intangible como podemos constatarlo en el Atlas de Infraestructura y Patrimonio Cultural de México en la parte correspondiente al Patrimonio cultural inmaterial. Ahí se encuentran inventariadas 248 manifestaciones de este tipo hasta julio 2010, siendo los estados de Baja California (35), Chiapas (29), Guerrero (21) y Campeche (14), los que más casos tienen registrados. Varias manifestaciones son de origen mestizo, pero la mayoría lo son de origen indígena prehispánico; todas no obstante se hallan cruzadas por el sincretismo europeo vía la colonización de nuestra América.

La comunidad cora asentada en el Estado de Nayarit, celebra un sinfín de fiestas rituales. Casi todas se hallan revestidas de carácter religioso, incluida la del año nuevo, pues aparentemente no conmemoran ninguna otra de carácter civil. Irónicamente las comunidades mestizas cada vez hacen de sus fiestas religiosas, fiestas de la banalidad, del desfogue, desenfreno y paganismo: bailes, cerveza y poco recogimiento y también, poco motivo para recuperar prácticas sociales sanas. Dentro de la comunidad indígena cora del Estado de Nayarit, del municipio de Rosamorada y del pueblo de San Juan Bautista del que me ocupo, hay por lo menos tres celebraciones muy singulares: la conocida como Las Pachitas (que no es otra cosa que el carnaval y miércoles de ceniza mestizo-pagano-católico pero que los coras celebran a su modo) que se lleva a cabo a mediados de febrero, la Judea Cora o Semana Santa Na´ayerit (también parte del ritual mestizo-católico) en los meses de marzo-abril y La Chichara o Mitote, de mediados a fines de mayo, durante tres días. Esta última es una fiesta para invocar la lluvia, para que haya prosperidad y abundancia de todo lo que existe en el universo para toda la humanidad. Estas tres fiestas son las de mayor raigambre y significación en el mundo cora. Aunque entre la celebración de Las Pachitas y la Semana Santa Na´ayerit o Judea Cora distan 40 días, éstas se hallan estrechamente vinculadas.


UNA TRADICIÓN IGNORADA PERO MAL JUZGADA

Merced al desconocimiento de este ritual, ceremonia o fiesta, la Judea Cora es malinterpretada, condenada, marginada, mal juzgada, considerada por gran parte de la población mestiza y católica (que forma la casi totalidad del pueblo de San Juan Bautista, en su origen pueblo eminentemente cora), como cosa del diablo, folklor curioso o mal necesario e inevitable, que ahí está, está ahí. Pero nadie ha buscado comprenderla desde la identidad de los grupos que la practican, solo juzgarla en la ignorancia de la misma o en el peor de los casos sin interés de entenderla, simple y llanamente porque no se aviene a los cánones y prácticas de la tradición católica. Por ello lo mejor ha sido y es hacerla a un lado, desconocerla. Pero sus protagonistas no dejan que se olvide. Como investigadores de las prácticas culturales y sociales comunitarias, nos corresponde coadyuvar a este propósito.


REGIÓN DE CELEBRACIÓN

La celebración de estas fiestas no son privativas de la comunidad cora de San Juan Diego en el pueblo de San Juan Bautista, municipio de Rosamorada Nayarit. Dentro del mismo municipio se celebra en por lo menos tres comunidades indígenas más de la región de la llamada Cora baja: Rosarito, Mojocuautla y San Juan Corapan así como en otros pueblos indígenas de menor densidad poblacional. Se realiza también en otros pueblos nayaritas de la región Cora alta como Santa Teresa, Dolores, Mesa del Nayar, San Francisco y Jesús María; así como otros de la Cora baja, aparte de los ya señalados anteriormente como: Presidio de los Reyes, San Blasito y Huaynamota. Los integrantes del grupo indígena de la colonia San Juan Diego fueron originalmente habitantes de Rosarito pero un conflicto que derivó en sucesivas matanzas entre familiares, desde 40 años atrás, los obligó a migrar, abandonando familia, fieles difuntos, amigos y tradiciones. En una palabra, TODO. Desde hace 16 años están empeñados en recuperar sus tradiciones ancestrales.


EXODO FORZADO, COLONIZACIÓN Y PROCESO DE RECUPERACIÓN DE LA CULTURA CORA

El desarraigo de esa parte de la comunidad de Rosarito, cuya causa fue la descrita anteriormente, los llevó a San Juan Bautista donde desde siempre se celebra la Judea Católica. Lo primero que hizo el grupo fue asentarse, lo cual no fue fácil, pero poco a poco, cada uno como se lo permitían las condiciones personales y familiares fue levantando su nicho de vivienda hasta conformar una comunidad originalmente dispersa entre las goteras del pueblo. Los rituales que desarrollaban en su comunidad de origen también fueron provisionalmente dejados de ejercer.


Sin embargo menguadas las aguas violentas que les trajo hasta acá, empezaron a reconocerse como comunidad y a plantearse la recuperación de sus tradiciones. Fue así como empezó a diseñarse la Judea por primera en San Juan Bautista desde la visión cora, originalmente combinándolo con la Judea Católica. El primer acercamiento con la comunidad mestiza ocurrió en 1999 cuando se acudió con el Consejo de Vigilancia de la autoridad ejidal, al que el grupo indígena le solicitó permiso para realizar su fiesta tradicional en víspera de la Semana Santa. La autorización fue concedida y se llevó a cabo en conjunto con la tradición católica. El año 2000 no solo continuaron sino que además fueron invitados a presentar otra tradición cora muy ligada con la Judea: la ceremonia de Las Pachitas. Como el anterior ritual, todo se desarrolló en la explanada e interior de la iglesia católica.


Pero las aparentes excentricidades que los mestizos advirtieron en la ceremonia cora y el modo en que se celebra la fiesta de Las Pachitas que deja mucha basura vegetal (Se construye una ramada que funge como cuartel de los judíos durante la semana santa y permanece ahí los 40 días, al término de los cuales se quema toda) no les pareció a los jerarcas de la iglesia católica y a algunos comuneros. Además en esa ocasión el cura se quejó de que le habían quebrado un Cristo y en el contingente que formaba parte de la judea católica (porque se juntaban ambos grupos), consumieron alcohol e hicieron algunos desmanes y ello se atribuyó al grupo indígena. Resultado: la celebración de la ceremonia, o más bien ese modelo, comenzó a entrar en crisis.


En el año siguiente, 2001, el miércoles por la noche de la semana santa de ese año se reunieron 44 judíos y pidieron las llaves de la iglesia católica para iniciar su ceremonia. El Mayordomo Principal traía las llaves y las negó diciendo que esa iglesia no era para judíos coras. Justo en ese momento y circunstancias se hicieron presentes funcionarios del CDI (Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas) que iban rumbo a Rosarito y quizás para disuadir cualquier percepción negativa, tres mayordomos católicos hicieron acto de presencia frente al grupo judío cora, expresándoles que se ponían a las órdenes de todos ellos para lo que ocuparan y que las llaves de la iglesia católica estaban disponibles. En ese contexto los judíos coras realizaron la ofrenda en el templo católico y luego se retiraron al río como parte del ritual. Era la una de la mañana.


Otro día, rayando el sol, los cuatro Capitanes de la Judea católica le indican al Gobernador Tradicional, Marciano Domínguez, ir a dar la primera llamada de la campana. Pero este se fue a su casa dejando a cargo del templo al Gobernador suplente, Luís de la Cruz Martínez. En ese momento llegan los Mayordomos, el sacerdote y demás personas de la comunidad y le ordenan al suplente del Gobernador no abrir la iglesia porque no había permiso para la Judea Cora. El suplente se va al río a avisarle a los Capitanes coras que no se iba a abrir la iglesia. Los capitanes pensaron que se trataba de una broma. Luís se regresa y da la segunda campanada y vuelve con los judíos a reiterarles lo mismo: no habrá permiso para realizar la Judea Cora en la iglesia católica.


Los judíos se reunieron y tomaron acuerdos. Entre ellos, rescatar un Cristo de barro que había conseguido a través del CDI la Licenciada Lucinda Arias y que ellos habían dejado en la iglesia católica para la ceremonia. Para llevar a cabo tal acción se encomendó a los cuatro Capitanes judíos ir por el Cristo. Cumplido el objetivo y de regreso al río se encontraron con el señor Bonifacio Chávez Seferino, oriundo de Rosarito que vivía en San Juan Bautista y le expusieron la situación. El los convidó a que en su casa hicieran la ceremonia. El grupo aceptó y ahí se celebró.


El viernes a las cuatro de la tarde llegó al lugar donde se celebraba la Judea Cora, el Comisariado Ejidal, el Consejo de Vigilancia del ejido, el Juez Auxiliar y el gobernador tradicional de la iglesia católica de San Juan Bautista a pedirles disculpas y que se regresara el grupo a continuar su ceremonia en el templo católico. Los judíos coras argumentaron que no les parecía correcto que los trataran como niños y rechazaron la propuesta, declarando los cuatro capitanes Coras que nunca más se realizaría ahí la fiesta. Con ello se canceló toda posibilidad de contacto para realizar la fiesta en conjunto. En el 2002 fue realizada en un solar baldío pegado al de José Parra. Para entonces la comunidad no se reconocía todavía como integrantes de la colonia San Juan Diego.


En el 2003, el sacerdote católico donó un terreno a la comunidad Cora y éste sirvió para celebrarla ese año. Pero el documento de posesión se extravió y la autoridad ejidal no tuvo ni ha tenido interés en encontrarlo u otorgar otro. Además, el centro ceremonial que en ese lugar la comunidad Cora levantó fue quemado en víspera de la semana santa de 2004, por lo que abandonaron el lugar y pidieron prestado un solar al señor Gerónimo Andrade Chávez, hermano del actual gobernador. Finalmente el año de 2005 se instalaron en el solar que habita desde hace 30 años Juan Andrade Chávez y de esa fecha hasta hoy, en ese lugar se celebra la ceremonia de la semana santa cora.