CON PRECAUCIÓN: Falta de solidaridad obrera

Por Sergio Mejía Cano

14 / Marzo / 2016

No cabe duda que la solidaridad entre la clase obrera ha sido diezmada considerablemente, cosa impensable allá por los años 40, 50 y parte de los años 60 del siglo pasado en que los diferentes sectores de la clase trabajadora se apoyaban mutuamente cuando uno de ellos se veía envuelto en algún conflicto laboral. Como cuando los médicos y enfermeras del Sector Salud salieron a las calles pidiendo mejoras salariales, pero sobre todo de condiciones laborales, en donde fueron apoyados por la clase obrera y hasta la estudiantil, tal y como ocurrió allá por los años de 1958-59 en que obreros, campesinos y estudiantes salieron a las calles para apoyar el movimiento ferrocarrilero que desembocaría en la huelga ferroviaria que significó cárcel, persecuciones, hostigamiento, sangre y malos entendidos para lograr que se consolidaran las conquistas laborales tan añoradas que vendrían a hacer más digno el trabajo ferrocarrilero en el país.

Sin embargo, hoy en día el secretario de Educación Pública Aurelio Nuño anuncia con la mano en la cintura que los maestros que no se presentaron a la evaluación requerida por la reforma dizque educativa, quedaron despedidos del servicio activo; y lo sorprendente es que el sindicato magisterial no se pronuncia al respecto, se queda pasivo como si se estuviera hablando de otra cosa muy diferente y no de la afectación de integrantes de su gremio; pero peor aún es la pasividad que han mostrado los demás profesores que no han protestado por lo que les está ocurriendo a sus compañeros. Una pasividad alarmante, al dar la impresión como si dijeran: bueno, allá ellos que se lo buscaron; pero sin ponerse a pensar que precisamente por eso, por la falta de solidaridad entre los compañeros es que los han estado reduciendo al grado tal de ser nada más un número más en las estadísticas. Porque es un hecho que con un solo compañero profesor que haya sido víctima de algo injustificado, la clase magisterial se debió haber reunido para protestar por esa injusticia; sin embargo, al parecer ya la mayoría de los profesores está dominada a tal grado de sumisión que ya no significa ningún peligro para el sistema que se ha planteado reducir al mínimo las prestaciones y conquistas laborales logradas otrora tiempo con muchos sacrificios.

Comentan los antiguos ferroviarios que cuando ya fue inevitable llegar a la huelga, se mandaron a imprimir clandestinamente miles de volantes en donde se hacían ver los motivos que orillaban a los ferrocarrileros a no tener más alternativa que la huelga, dichos volantes se repartían en las cantinas, jardines y plazas públicas y en algunos casos hasta en los templos para que el pueblo se enterara de la verdadera razón por la que los trenes serían detenidos dando la explicación necesaria de que lo que decía el gobierno no era cierto, que los ferrocarrileros necesitaban mejores condiciones de salarios y mejor calidad de vida, factores de seguridad, etcétera. Y la respuesta de la clase obrera se dejó sentir de inmediato, ya que los ferrocarrileros fueron apoyados por trabajadores y campesinos, así como infinidad de estudiantes en toda la república a pesar de la falsa información que emitían las dependencias gubernamentales achacándoles a los ferrocarrileros sabotajes y ser malos mexicanos al cortarles el transporte tanto de mercancías como de pasaje a lo largo y ancho de la República Mexicana.

Sin embargo, a mediados de febrero de 1998 todo lo logrado por los ancestros ferroviarios se fue al caño con la pasividad mostrada por los demás sectores de la clase obrera, así como la de los trabajadores de Pemex y la CFE, tal vez sin pensar que ellos serían los siguientes; ¿y? Ahora lo están sintiendo en carne propia estos trabajadores de las también antes paraestatales tal y como lo fueron los ferrocarriles, pues hoy en día se ha documentado que miles de trabajadores de Pemex han perdido su empleo, así como gran parte de los de la CFE, ¿y los sindicatos apá? Pues bien hijo, tan impasibles como se portó el de los ferrocarrileros que no dijo ni pío; y esto es lo más preocupante, ya que si el sindicato ferrocarrilero aceptó de buen grado que las conquistas laborales fueran pisoteadas y derogadas, y en su momento las asociaciones gremiales de Pemex y de la CFE no dijeron esta boca es mía, ahora están sufriendo las consecuencias de esta andanada en contra de la clase trabajadora que también ya afectó al magisterio y próximamente a la burocracia en su conjunto también. Pero en fin. Sea pues. Vale.