CON PRECAUCIÓN: Una leyenda fuera de contexto

Por Sergio Mejía Cano

18 / Marzo / 2016

A principio de la década de 2000, a una de mis sobrinas le pidieron en la primaria una leyenda sobre Tepic, por lo que de inmediato se puso a hacerla con gran empeño; lo malo es que cuando la presentó en su clase, su profesor no se la aceptó diciendo que estaba fuera de contexto y desde luego a la realidad; sin embargo, calificaron su trabajo, pero la leyenda presentada por mi sobrina no entró al concurso. He aquí dicha leyenda escrita por mi sobrina Marianna:

Refiere una antigua leyenda, que hace muchos, muchos años, Tepic era un valle, pero estando así pasaba mucho frío y mucho viento fuerte; triste se sentía Tepic al no sentir abrigo y lloraba su desventura, y más aún cuando supo que su nombre significaba lugar entre cerros; pero como no veía ninguno a su alrededor, sentíase más acongojado. De pronto, sintió un intenso temblor de tierra y mirando hacia el oriente, vio que empezaba a sobresalir y crecer un montículo de piedra y tierra y además echando fumarolas que, entre bocanada y bocanada de humo le dijo a Tepic: No te preocupes Tepic, yo te defenderé del viento y la lluvia del este. Gracias, dijo Tepic, pero la brisa del Mar ahora me llega más fuerte al rebotar en ti. Ah, no te preocupes por eso, surgió una voz del Mar, diciéndole a Tepic que él se encargaría de que su brisa no lo molestara tanto, y levantando una gran ola la introdujo por debajo de la tierra formando una gran montaña. Ahora sí, ya estás protegido también contra el viento, la lluvia y la brisa marina del poniente, le dijo el Mar.

Tepic se sentía feliz y agradecido, pero algo le preocupaba, pues el montículo del este sintiéndose celoso de la fuerza del Mar y por el tamaño de la montaña que había creado en el poniente, creció y creció, pero aun así no pudo igualarse en tamaño a la montaña que había crecido enfrente, por lo que empezó a molestarla diciéndole que si a ella la había hecho el Mar, él venía del mismo centro de la tierra y que por lo mismo traía el fuego desde dentro; y presumiendo su calor aventó varias fumarolas, cosa que alegró a la montaña del poniente, pero que a la vez le preocupó, diciéndole al monte del oriente que no fumara pues eso le podría hacer daño. Enojado y ofendido por estas palabras, el monte del oriente montó en cólera y tronando abruptamente, escupió una enorme piedra aventándola hacia el norte de Tepic quedando en la forma de un molcajete. Al notar la preocupación de Tepic, el monte del oriente le dijo que no se preocupara, que ese cerro sería su guardián en el norte y formaría parte de los cerros que lo protegerían por siempre haciendo honor al significado de su nombre real: Tepique. Entonces, la montaña del poniente le dijo a Tepic que también él se extendería hacia los lados para protegerlo todavía más. Al oír esto, el monte del poniente volvió a montar en cólera abrumado por los celos, que volvió a escupir otra gran piedra, pero en ese momento la montaña del oriente dejó pasar una fuerte brisa marina que devolvió la piedra escupida por el monte del este que ésta le cayó encima haciéndole un chipote que hasta hoy en día se ve encima del mismo monte del oriente.

Tepic les dijo a ambas montañas que ya no pelearan entre sí, que a las dos las amaba y les agradecía por protegerlo por siempre y para siempre, y que vivirían infinitamente en gran armonía resguardándose de todos los demás embates, porque ya nadie los separaría jamás. Y abrazándose en franca hermandad, se sintieron ligados para siempre y, separándose del abrazo la montaña del oriente, le dijo a Tepic y a la montaña del poniente que ya estaba por nacer su hermano el Seboruco al que venían acompañándolo otros hermanos más pequeños que rodearían a Tepic engalanándolo de cerros y montañas, para que ahora sí Tepic no estuviera desprotegido sintiendo fríos y brisa, y que Tepic fuera un verdadero lugar entre cerros.

Y desde entonces, al oriente se encuentra el volcán Sangangüey, al poniente el cerro de San Juan y al norte el Cerro de La Cruz y, más al sur el centinela Seboruco con sus pequeños hermanos que todos en gran armonía protegen a Tepic.