Numinor: LA FAMA

Agustín Almanza Aguilar

14 / Abril / 2016

La palabra es de orígen latino, pero no se me hace ver el por qué de ello, sólo que –según un diccionario de mitología grecolatina- significa ‘Voz Pública’, y sería lo relativo a lo que es una Reputación, a una Popularidad buscada por ciertos individuos, de esencia ególatra y naturaleza vanidosa, que tratan con ernfermiza ansia sr idolatrados y reconocidios como ‘Non Plus Ultra’ del espectáculo, por lo común –‘artistas’ de telenovelas, actrices de papael oropelesco, galanes y divas de lo que sea-.

Conquistar la Fama es un sueño para estos seres, un sueño que muchas veces temina en frustraciones.olvidos, con recueresos de vanas y pasadas seudo glorias, con los rostros envejecidos y ajados, es tal ilusión terrenal, Y –‘cierto sea el dicho’- dá muecha pena el contemplarlos, después, en su decadencia y humillación del justo Hado-Destino. Pagan el precio de la Fama Se habían creído eternos inmortales, quisieron subir muy alto y, a menera de Faetón, caen con sus alas de Pegaso quemadas hasta lo más duro de la Tierra Tal golpe los hace volver a la realidad cotidiana; se topan de frente con el impacable rostro de Cronos y la balanza de Minerva. Todos sus castilos como naipes, y los amigos (as), se alejan, como lo hace la sombra ante la falta de luz.

La Fama fue una divinidad alegórica para los latos, que la concibieron como hia de la diosa Gala (Gea) la Tierra, y la representaban con numerosas bocas y oídos; en sus grandes alas se ocultaban numersos ojos, y se desplazaba volando rápidamente para llevar a todos los lugares tanto la verdad como la mentira. La hacían morar en un palacio de sonoro bronce, en medio del mundo, en las fronteras del cielo y la tierra, del mar y el cielo, y allí, con sus alertas oidos, oía todas as voces, por quedas que fueran. Las puertas de su maravillosa mansión se encontraban constantemente abiertas, recibiendo y devolviendo, ampliaedos, todos los sonidos. En los pórticos de su castillo deambulaba siempre una gran muchedumbre, esparciendo tanro los rumores infunados como las noticias verdaderas. Siempre roedada de corteanas, como la Credulidad, la Falsa Alegría, la Hipocrecía, el Engaño, la Traición, la Adulación, la Vanidad, la Sobervia, etc..

Ahora, nos encontramos en este mundo mitológico a otra divinidad, de nombre parecido: Fames. Es la personificación del Hambre, hija de la Discordia, que habita en la entrada de los infieros, al lado de la pobreza

Las Decadencia, ese fenómenop de Declinación, que es principio de una Ruina, de una degradación, es lo que contemplan esos humanos que se creyeron dioses, al querer alcanzaf el supremo éxito del Universo

La Fama, a pesar de ser realmente horrible, es buscada sin cesar por los mortales que desean saciar sus egos, la fortuna y la suerte, sin saber que tal divinidad los odia y los destruye. Ella se les desaparece a lagunos de las manos, cuando estaban a punto de alcanzarla. De repente los terrestres seres ven que aquella sorprendente mansión de la Fama era en realidad d pésimo gusto, siendo que se les había hecho, al principio, el colmo de la elegancia y el buen gusto: Vanitas Vanitatum Un palacio lleno de espejos que multiplican soberbia y vanidosamente la cruel imagen de la ‘amada’ Fama

GARAJE: Se cuenta que el autor de la ‘Imitación de Cristo’, Tomas Hemerken de Kempis, es el escritor místico alemán (1379-1471), dirigió unas palabras a un Pontífice, en el momento de su ‘elevación’ al trono de San Pedro, con el fin de recordarle la fragilidad del poderío humano: Sic Transit Gloria Mundi (Así Pasa la Gloria del Mundo). Y hay otra anécdota, la del cuadriga que iba a un lado del César, cuando este iba saludando a la plebe por las calles, y aquella lo aplaudía a rabiar: Acuérdate que eres humano