CON PRECAUCIÓN: Por comisión honoraria

Por Sergio Mejía Cano

29 / Abril / 2016

Según los conocedores del tema consultados, en un principio se ideó que los consejeros electorales fueran ciudadanos que no tuvieran que cobrar emolumentos por su desempeño como tales, que fueran de comisión honoraria y nada más, seleccionados tal y como se hace en tiempos electorales, como los presidentes de casilla y demás ciudadanos que coadyuvan en los comicios atendiendo al público elector. Que si acaso, a dichos consejeros se les diera únicamente para sus gastos de transporte cuando mucho o en todo caso, en caso de aceptar el nombramiento, que fuera por su propia convicción de servicio a la comunidad.

Sin embargo, alguien vio o previó la posibilidad de sangrar aún más el presupuesto y hacer de este puesto un tipo de extensión para que el sacrificio de servir tuviera una compensación remunerativa. Sin embargo, lo que se les pagó desde un principio a estos consejeros, fue algo escandaloso en su tiempo, pero hoy todavía más, por lo menos aquí en Tepic, en donde a los neo-consejeros se les hace muy poco tener que ganar un poco más de 50 mil pesos mensuales, por lo que para tener que sacrificarse en bien y para darle seguridad electoral a la ciudadanía, exigen un incremento salarial para que se eleve esta cantidad arriba de los 65 mil pesos por mes.

Tal y como están las cosas en materia presupuestal, que se dice por parte de Hacienda que se tendrán que hacer recortes en varios sectores, y en donde como siempre los más afectados serán el Sector Educativo y de Salud, resulta altamente ofensivo para la opinión pública que en estos recortes no se diga nada de cortarle el agua tanto a los partidos políticos como al Instituto Nacional Electoral (INE) y por ende a sus dependencias estatales; y obviamente menos se habla de los diputados, senadores, exfuncionarios y funcionarios en activo. Y ahora salen estos consejeros pidiendo más, tal y como si sus labores así lo ameritaran. Y es altamente ofensiva esta petición de ganar más de 65 mil pesos mensuales, porque el grueso de la población no los gana en un año ni siquiera soñando; y más ofensivos aún, porque en realidad viéndola de bien a bien no son trabajos productivos que redunde en algún beneficio para la ciudadanía, ya que lo que pasa en el INE en todo tiempo nada le dice ni le llama a la ciudadanía, pues con consejeros o sin ellos lo que va a ser será y ya. Entonces en sí, ¿son necesarios para la población los consejeros electorales? Para nada, al contrario, sirven única y exclusivamente para que el dinero que paga por impuestos se desvíe para dar buena vida a un pequeño sector que sin hacer nada en bien de quien paga esos impuestos ni tan siquiera que les resulte algo positivo en lo absoluto.

Se podrá alegar que los consejeros electorales son necesarios y que gracias a ellos se podría detectar algún tipo de fraude y que si requieren de altos salarios es como se dice los elementos de las corporaciones policíacas: para que al tener un buen salario sean inmunes a un tipo de corrupción o extorsión. ¡Sí, cómo no! Porque por más honesto que pudiera ser un consejero electoral, en realidad nada podría hacer ante el embate del sistema imperante en donde no se puede ni se debe luchar contra dictados arraigados profundamente en la idiosincrasia mexicana.

Sin embargo, en todo caso y si no hay más remedio que tener que pagarles su tiempo a los consejeros electorales, pues entonces habría que pagarles lo mismo que estaban ganando en su profesión, es decir, en sus trabajos que tuvieron que dejar para ser consejeros, para que sientan que todo sigue igual; pero ¿qué acaso en sus trabajos ganarían más de 50 mil pesos mensuales? Como por ejemplo, si uno de los neo-consejeros que pretende ganar mucho como tal, y antes de ser nombrado en el nuevo cargo ganaba, digamos, cinco salarios mínimos por día, pues entonces que esos mismos cinco salarios mínimos se le sigan pagando como consejero, así de fácil, ¿o no?

El descontento popular en contra del INE, viene desde que era Instituto Federal Electoral (IFE), porque en realidad jamás ha dado una satisfacción coherente alguna posterior a los comicios desde su integración; siempre ha dejado un mal sabor de boca y desde luego la sospecha de que no actuó con imparcialidad en la mayoría de los casos si no es que en todos y en todo tiempo. Y menos credibilidad ante la ciudadanía se ha ganado el INE, por no sancionar a los partidos políticos y a sus dirigentes o condonarles multas, multas que en todo caso paga también el mismo pueblo.