Numinor: Esa dimensión fantástica real
-La continuación de la obra place mucho a la naturaleza.

Ángel Agustín Almanza Aguilar

04 / Julio / 2016

Como mecapalero de barrio, me encontré dos trabajos periodísticos, culturales, de dos damas, una, colaboradora del prestigiado diario La Jornada, y la otra de una revista que perdí su denominación. Se trata de Fabiola Palapa Quijas y de Daniela Becerra, respectivamente. La primera realiza una crónica de la presentación de un audiolibro de la autoría de un poeta chiapaneco, Efraín Bartolomé, titulado Ojo de Jaguar -16 de diciembre de 2013, sección cultura-, mientras que la segunda expone reflexiones sobre el arte de la escultura por parte del creador Javier Marín. Bien; independientemente de las circunstancias y eventos realizados, lo que atrae la atención son las expresiones que enmarcan el suceso. Anotemos según el orden establecido.

oler la lluvia, escuchar los filosos pasos del jaguar, sentir la niebla retirándose para dar paso al amanecer, mientras un enorme caballo galopa contra el viento Recogí un poco de la húmeda tierra natal y la amasé con sangre y luz hasta que logré una escultura donde palpitaba una hermosura trágica Una palabra dicha dese la tierra, desde la fuerza telúrica que mueve selvas montañosas y ríos, desde un corazón todavía virgen y salvaje Nombro –como sacerdote antiguo- las cosas desde su esencia, desde su nacimiento Mi escritura es tan alta como mi voz; soy una pluma del resplandor terrestre que percibo y fijo las imágenes de la vida y sus afanamientos, de la gente y sus labores y sus fatigas, con la pupila felina del cazador y el oído atento del ave nocturna.

Reúno la armonía de palabras evocadoras como los ríos sinuosos cruzados en su senda vegetal. Con este largo andar sembrado de poemas se llega a la historia de una forma de la humanidad, que es la de los reyes prístinos, donde fluyen los rumores originales, selva adentro.

Al terminar de leer este texto, el vecino interior, tocando su cráneo cacareo a guisa de un coloquial ¡Déjenme salir!, espetó extasiado: Así, y cuando el badajo del albornoz, en su escarpa del barrizal, eclosionaba sus cársticos brezales, entonces –y sólo entonces- el epitafio de la alguille, derivando el cenegal meandro del mojón aquél, escarpó la caleta, allí donde el protervo puy excretaba sus resacas. Tuvimos que meterlo, a fortiori, de nuevo a su caverna; nos hacía, pues, quedar en ridículo ante la sana y alta sociedad.

Pasamos de inmediato con lo de nuestra segunda invitada, y he aquí con lo que palpamos: he creado seres de proporciones descomunales; hombres y mujeres con los cuerpos rotos, manchados y llenos de color se asoman desde sus pedestales personajes de barro terriblemente monstruosos, a veces ni yo me explico de dónde surgen esos demonios todos son autorretratos, salen de adentro de mí aunque tenga una idea perfectamente clara de lo que quiero, la pieza toma su propio camino, y todo lo que tienes que hacer es obedecerla. Ya no mandas tú, manda ella Parece que lo que hago fuera sin ninguna intención, pero no hay nada gratuito depuración y control del material, dominio de la forma, las escalas y los puntos de expresión: haber vivido una evolución interna, porque al no tener límites técnicos la obra ser dá de manera más fluida y natural; con el tiempo lo que dices es más sereno, más coherente, te entiendes más a ti mismo y ya no se te desborda la emoción. No me importa que digan que soy anacrónico, lo que me importa es que me sale del alma. Siento que para ser coherente con uno mismo hay que ser honesto aunque todo el entorno te señale otro camino.

Hablar de arte es hablar de libertad, y no cualquiera sabe usar este don. Es muy hermoso y satisfactorio vivir en esa dimensión y en ese mundo tan fantásticamente real.