El padrastro: otra historia de abuso a niños

* Nuevamente se documenta que el atacante sexual de menores de edad suele ser un conocido, alguien que vive cerca de ellos.

26 / Septiembre / 2016

Por Oscar Verdín Camacho

En los juicios orales hay un debate y aprendizaje diario. El jueves 22 se abordó un asunto sensible: la denunciada violación de dos menores por parte de su padrastro, a quien le sería dictado auto de vinculación a proceso.

Los menores permanecieron en un área anexa a la sala de audiencias en la que previamente se instaló una pantalla. Así escuchaban y veían lo que sucedía del otro lado. La mamá sí estuvo en la sala principal.

La representación de la Fiscalía General y el asesor de la víctima solicitaron que la audiencia fuera privada, con lo que inició un debate en la que no participó la defensa.

El juez Rodrigo Benítez Pérez cuestionó si la parte privada sería total o parcial porque advertía un riesgo: el de hacer regla general que las audiencias de asuntos sexuales fueran privadas.

La agencia ministerial insistió: ahí estaban familiares del imputado, ya habían visto a la mamá de los niños y también ella era víctima.

Benítez Pérez defendió el principio de publicidad. Pidió que los ahí presentes entendieran que el sujeto imputado debe verse con la presunción de inocencia y, en el caso de las víctimas, no prejuzgarlas. Preguntó a la señora si quería estar en la sala o en el lugar anexo junto a sus hijos, y ésta decidió: tengo que afrontar la situación. Y se quedó.

El juez de control analizó la importancia de una audiencia pública: se genera un contrapeso social, una crítica de los presentes, una mayor conciencia jurídica sobre lo que ahí se dice y se hace.

A la audiencia asistió una representación de la delegación de protección de niños y adolescentes del Centro de Justicia Familiar.

La historia en torno a este caso confirma una vez más lo que arrojan los estudios sobre violación de niños: el alto porcentaje donde el agresor es un familiar o conocido: el padrastro, el tío, el abuelo, el primo, el vecino, y hay casos donde el papá.

Según lo leído, el imputado cometía el delito cuando, por separado, se llevaba a los niños a su lugar de trabajo.

SOBRECARGA DE ASUNTOS

Transcurridos más de tres meses en que todos los delitos son atendidos conforme al nuevo sistema de justicia penal, ya hay una alerta: el desgaste físico de jueces, agentes del Ministerio Público, defensores públicos, asesores de víctimas y el personal administrativo de los juzgados orales.

Y es que, a diferencia del sistema tradicional en que alguna diligencia se efectuaba hasta con un funcionario –y los demás tramposamente después firmaban su asistencia-, acá las audiencias no inician si no están presentes todas las partes y son videograbadas.

El cansancio se nota y es advertencia para que el Poder Judicial y la Fiscalía General designen más personal.

No podemos empezar la audiencia porque el defensor del caso está atendiendo otra audiencia, explicó un asistente de sala, sobre un asunto determinado.

Se supone que el horario es de ocho de la mañana a cuatro de la tarde pero casi diario salimos más tarde por tantas audiencias. El fin de semana es igual, por las guardias que hacemos, y se nos paga lo mismo, indicó otro de los involucrados.

CONCLUYEN ASUNTO EN DÍAS

Al mediodía del 14 de septiembre, personal del Ejército Mexicano detuvo a dos jóvenes que viajaban en motocicleta, en Bucerías, municipio de Bahía de Banderas. El copiloto traía una bolsa tipo cangurera con decenas de pequeños envoltorios que contenían mariguana, metanfetaminas, cocaína, para su venta.

Fueron consignados como presuntos responsables de delito contra la salud y, ante la evidencia de posesión, unos días después se decidió un juicio abreviado.

El caso también lo tocó conocer al juez Rodrigo Benítez Pérez, que explicó a los imputados el derecho a defenderse en un juicio oral, es decir, a solicitar la comparecencia del personal militar o los peritos y cuanta diligencia fuera necesaria, mientras que, si accedían el procedimiento abreviado, significaba aceptar el delito y llegar rápido a una sentencia, accediendo a beneficios como la disminución de la pena.

Ese acuerdo se lleva a cabo entre la fiscalía y la defensa. Para entonces, el fiscal del caso había anunciado que solicitaría tres años de prisión para cada uno.

El juez de control preguntó a los individuos si reconocían el alcance del juicio oral y si renunciaban a éste para someterse al procedimiento abreviado. Los dos respondieron afirmativamente.

Les preguntó si lo hacían de manera voluntaria, sin amenaza: sí, sin ninguna amenaza, contestaron.

Así, en menos de una semana se concluía un expediente que en el sistema tradicional podría haber tardado más de un año.