Numinor: In Memoriam de Don Luis Abunader Bejarano

Ángel Agustín Almanza Aguilar

25 / Octubre / 2016

Aunque hayan pasado ya días del aniversario luctuoso (el segundo) de Don Luis Abunader Bejarano, no por ello dejaríamos de recordarlo. En esta edición repetiremos lo publicado aquí mismo, en ‘Gente&Poder’, lo hecho en la fecha en que aconteció tan infausto suceso, ahora anexando una fotografía de él precisamente ocho meses antes de dejar este mundo, es decir, en febrero del 2014. El texto conserva su vigencia, sobre todo sus palabras cuando lo visitaba esas mañanas, donde al preguntarle que ¿cómo amaneció Don Luis?, él me contestaba: iguanas ranas. El título que llevó esa entrega periodística fue: ‘Se nos fue un gran guerrero Veamos pues.

Don Luis tenía una memoria excepcional, muy curioso en datos históricos y en curiosidades del mundo de la ciencia. Hablábamos mucho sobre masonería y religión –era muy católico y cada fin de mes me mandaba a comprar una veladora para Judas Tadeo-. Se divertía leyendo su horóscopo, siendo del signo de géminis, al para que afecto a comprar Melático y Chispazos. Se echaba su tequila añejo de la Viuda de Romero (cuestión a la que algunas veces, a mi hermano Germán le invitaba a ‘echarse una copita’) y sus cigarritos Pall Mall. Diario Bien informado y estricto en la disciplina del hogar. Se reía mucho con las ocurrencias de sus perritos, el súper ‘Tarzán’ (un Pitt Bull) y la Cherry y la Chiquilla, guardianes y alarmas de su casa, que cada vez que oían tocar el timbre se alborotaban y, también, al sentir gente en la puerta corrían a avisar de ello su ama, la señora Lourdes de insistente manera.

Sumamente especial era el verlo disfrutar del canto de las aves que llegaban a los nidos, ya en las esquinas de las vigas (las golondrinas) o en esa lujosa mansión del viejo farol, aparte de contemplar con arrobo el elegante vuelo del colibrí que coqueteaba con el néctar de las plantas del jardín.

Luego su cafecito, sus pastillas y, en los casos, atender las visitas de negocios con abogados y notarios, y llamadas y más llamadas de su querida gente: ¿Cómo ves, Agustín? –me decía-. Y dicen que nomás me la paso de ‘Guevón’. Muy activo Don Luis. No se me olvidará que mi hijo Teddy (+) hablaba mucho, con admiración, de él, y Don Luis lo estimaba, recíprocamente, de igual manera: la tauromaquia

De origen libanés, estaba orgulloso de sus padres de excepcional manera, y me mostraba sus fotos. Muy inteligente; era un placer y grata experiencia cotidiana charlar esa mágicas mañanas –con el infaltable aderezo de su regaño, que extrañaré mucho-. Lo mismo será en el café ‘Juventus’, a donde me mandaba por sus bolillos y el diario ‘La Jornada’ (y también le hacía llegar ‘Gente&Poder’ a diario) que le daba Don José Su coco con ‘Pellejos pá’l Gato’, sus panes ‘Mixtos’, en fin. Toda una época.

En la funeraria ví textos en la pantalla, muy emotivos, que los copié –dos se imprimieron en la esquela –y anexo el siguiente, de parte de sus hijos Luis y Mónica: Gracias Padre Celestial por haber sido parte de la descendencia que nos diste y que ahora reconocemos, esperando en tu misericordia acojas a nuestro Padre terrenal y le muestres la luz de tu rostro (amén). Te amamos papá.

Salió como todo un gran triunfado, por la Puerta Grande, luchó como invencible guerrero –en efecto- y estamos ciertos que los amorosos brazos de nuestro Divino Salvador, El Señor Jesucristo, lo recibieron con alegría. Cristo fue claro: Yo Soy la Resurrección y la Vida Eterna. Quien cree Mí, aunque haya muerto, vivirá. ¡Crees tú eso? Y Jesús lloró por su amigo. (Juan, XI, 25-26,33).

Hasta pronto Don Luis, Luego lo alcanzaremos y volveremos a platicar: Operis Processio Multum Naturae Placet.