Sufren peritos en juicio; jueces hallan culpable a esposo, por homicidio

* Francisco Rodríguez Zambrano ha sido encontrado responsable del asesinato de Virginia Norma Lili Heredia Pérez.
* El caso dejó un mensaje a la Fiscalía General del Estado, que debe profesionalizar a sus peritos

25 / Noviembre / 2016

Por Oscar Verdín Camacho


Infinidad de votos del tribunal de enjuiciamiento integrado por los jueces César Octavio García Torres, Guillermo Romero Ríos y Armando Elías Martínez, se resolvió que Francisco Rodríguez Zambrano es responsable del homicidio calificado cometido en agravio de quien fuera su esposa, Virginia Norma Lili Heredia Pérez, registrado el 11 de marzo con lesiones producidas con un cuchillo, en Sayulita, municipio de Bahía de Banderas, aunque el deceso ocurrió en el hospital de San Pancho.

Los jueces determinaron que en el caso se acreditaron las agravantes de premeditación, alevosía, ventaja, traición y misoginia, por lo que estudiarán la individualización de la sentencia, que será anunciada este viernes. La representación de la Fiscalía General del Estado (FGE) ha solicitado 40 años de cárcel contra Francisco.

El anuncio del tribunal, en voz del juez relator Romero Ríos, se conoció alrededor de las seis de la tarde de este jueves y luego de una maratónica audiencia que inició minutos antes de las 11 de la mañana, con la asistencia de los últimos testigos ofrecidos por ambas partes.

Se trata del primer juicio oral en el estado y ha resultado singular, especialmente porque dos defensores particulares de Rodríguez fueron retirados del caso por desconocer el sistema de justicia oral, mientras que un tercero no asistió a una audiencia del miércoles.

Alrededor de las cuatro de la tarde se llevó a cabo la etapa de alegatos, en los que la Fiscalía, cuyo caso recayó principalmente en la agente ministerial Cecilia Dávalos, insistió en el cúmulo de evidencias que obran en el expediente 164/2016 en contra de Francisco Rodríguez, mientras que la defensoría pública, que en esa etapa la enfrentó Emmanuel Lira, consideró la existencia de una duda razonable y pidió la exoneración del acusado.

Aquí, cabe recordar que la defensoría pública –además de Lira, estuvieron Wendy Castro y Arnoldo Haro- apenas tomó el asunto la mañana del miércoles y pidió seis horas para imponerse, por la situación ya citada con los defensores particulares.

En los alegatos, la defensa combatió aspectos que en otros casos le pueden seguir brotando a la Fiscalía General: por ejemplo, el que el médico que practicó la autopsia al cuerpo de Virginia no cuenta con especialidad en medicina forense. Hay una impericia técnica, se indicó.

Frente a ello, Dávalos –que cargó por la Fiscalía con el desarrolló de la audiencia- puntualizó que lo anterior no significaba que el médico estuviera impedido para realizar la autopsia y defendió su capacidad.

Julisa, sobrina de Virginia y quien, ha dicho, estaba a unos dos metros de la pareja cuando ocurrió la agresión, fue punto central del debate: para la agencia ministerial, la joven sí vio cuando Francisco sacó un cuchillo de su pantalón y atacó a su esposa –de quien tenía unas semanas separado-, mientras que la defensa consideró que la muchacha en realidad estaba viendo a un puesto de sillas, afuera de la lavandería Sayulita.

La defensa llamó la atención de los jueces en cuanto a que no hubo prueba respecto a posibles huellas dactilares en el cuchillo encontrado en la escena del crimen.

Otros testimonios, como las de dos hombres que detuvieron a Francisco o de policías involucrados, tuvieron menor relevancia.

Un aspecto central que indicó la citada agente ministerial es que, si Francisco no hubiera matado a su esposa, entonces por qué se dio a la fuga: ¿por qué habría de correr, por qué evadirse si era su esposa y madre de su hija?. Por qué no se quedó a darle ayuda o buscar al agresor.

Durante el testimonio de los peritos que conocieron el caso, los tres defensores públicos les plantearon numerosas preguntas, al igual que la representación ministerial. Y la palabra ¡objeción! se escuchaba tanto de un lado como del otro. La defensa estuvo a la par de la parte acusadora.

La defensa buscaba acreditar fallas en la cadena de custodia del cuerpo, de las prendas que Virginia llevaba puestas, del cuchillo, o en la toma de muestras.

Por ejemplo, al médico legista se le preguntó quién retiró las prendas de vestir de la occisa, previo a realizarse la autopsia en el Servicio Médico Forense (SEMEFO), y luego de un debate sobre la validez de la pregunta, el médico respondió que lo había hecho un técnico necropsista pero a indicación suya.

Otra situación atacada por la defensa fue un dictamen genético firmado por dos peritos, a través del cual se estableció que la sangre encontrada en el cuchillo correspondía a Virginia, a quien se le tomó una muestra. El asunto es que, ante el interrogatorio, uno de los peritos aceptó que su participación consistió en dar seguimiento al trabajo de su colega, no propiamente en el estudio de laboratorio.

Fue evidente que, metafóricamente en el banquillo, varios peritos sufrieron al ser sometidos al interrogatorio.

Por ejemplo, en una ocasión Wendy Castro pidió al juez presidente García Torres que el médico legista no volteara a ver a la representación ministerial –integrada por Dávalos y otros dos agentes, además del asesor de la víctima- cuando emitía respuesta.

En otra parte, Dávalos pidió a una perito que no se apresurara a contestar para permitirle que, si fuera necesario, objetara una pregunta.

Y es que el juicio oral obliga a los participantes, literalmente, a estar vivos en todo.

En una parte de la audiencia, Dávalos cuestionó al médico legista y este respondió antes de que se escuchara la objeción de la defensa.

- Llega tarde la objeción –completó la agente ministerial-.

Otro aspecto a resaltar versó sobre el por qué durante el peritaje de genética no fue medido un fragmento de tela encontrado en el cuchillo y que, durante el estudio, se consumió, lo que, se entendió en la audiencia, no fue comunicado a la defensa.

Contrario a los embates de la defensa, la agente ministerial insistió que no hay duda de que Rodríguez Zambrano cometió el homicidio, como finalmente lo aceptó el tribunal de enjuiciamiento.

El desarrollo de este primer juicio fue seguido, principalmente, por estudiantes de criminalística y algunos abogados.

Lo acontecido alertó, ahora a los peritos, sobre la importancia de su participación en cualquier asunto y cuanto plasman en sus dictámenes.

Francisco no emitió comentarios al conocer que ha sido encontrado culpable de homicidio calificado. El miércoles por la noche sufrió convulsiones, mientras permanecía en un área anexa a la sala principal, cuando se presentaron fotografías del cuerpo sin vida. Procreó una hija con Virginia, que tiene un año.

Julisa y Morfelia, sobrina y hermana de Virginia, se quedaron hasta el final de la audiencia, entre el público asistente.

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