REDESCUBRIENDO: Hijos Violentos

Por: José Miguel Cuevas Delgadillo

25 / Enero / 2017

La influencia de los programas de televisión en el comportamiento y conducta de los niños, es una realidad que no debemos minimizar. La necesidad de escribir al respecto es obvia: México es uno de los países que más genera delincuentes en todo el mundo. Aunado al problema social de violencia que vivimos en Nayarit. Además, las agresiones que se viven en muchas escuelas que afectan a la gran mayoría de los niños de nuestro estado: la violencia y el fenómeno denominado El niño buly o niño agresivo. En su libro Hoy tirano mañana Caín, el doctor Jesús Amaya Guerra menciona tres características sobresalientes que sobresalen en la conducta de los niños agresivos: el niño buly es mayor, más grande y más fuerte que los demás niños; le gusta causar daño emocional o psicológico, lo cual le da placer; y finalmente, sus acciones son repetitivas, es decir, continuas.

Según el autor, el niño buly, abusa de los demás en cuatro niveles: físico, psicológico, verbal y sexual. Las causas principales que originan un perfil de agresividad en un niño son: una familia inflexible violenta, que enfatiza de forma excesiva el control, la obediencia ciega e incuestionable a las reglas y establece una jerarquía de poder. Además, Amaya Guerra enumera otros factores relevantes que condicionan al niño a la agresividad y a un estilo de vida violento: factores hormonales y neurológicos, deficiencias en el funcionamiento de los valores y el juicio ético y una mala educación familiar. Sin embargo, no son los únicos factores de riesgo, Amaya Guerra menciona uno no menos importante: el uso de las nuevas tecnologías. Amaya dice que la influencia de algunos medios de comunicación es también un factor fundamental para influir en el comportamiento humano y propicia violencia en niños y adolescentes. Amaya añade las consecuencias de estar expuesto a programas de televisión con un contenido violento: aprendizaje de conductas y actitudes violentas, desensibilización para sentir compasión por el sufrimiento ajeno y miedo.

Por su parte, el escritor Pablo Latapí Sarre refiere que La violencia televisiva debe considerarse tan nociva como la que ocurre en el hogar; sus efectos sobre los sentimientos y el carácter de los niños son semejantes a los de un ambiente familiar violento. Añade que ciertamente la violencia televisiva inculca la persuasión de que el más fuerte tiene la razón, de que hay que despreciar al débil y de que se vale ser cruel. La exposición continua a la violencia provoca, además, sobre todo en los niños, un estado de ansiedad, miedo y suspicacia.

La supervisión de los padres de familia respecto a los programas televisivos a los que están expuestos nuestros hijos es una responsabilidad exclusiva de los adultos dentro del hogar. La familia, es, ante todo, el ente social responsable del comportamiento de los hijos dentro y fuera de la casa. Si un niño es violento, debemos revisar que tipo de familia está a su cuidado. La verdadera prevención del delito consiste en prevenir que nuestros hijos sean delincuentes, sean los infractores de la ley. Es bueno advertir a la sociedad de los modus operandis de la delincuencia organizada; pero también es fundamental como padres de familia que evitemos a toda costa que nuestros hijos sean parte de esa delincuencia. La raíz de la violencia se basa en la educación que reciben nuestros niños dentro del hogar. Hasta la próxima. Orientado Familiar y Conferencista. Consultas Celular 311 136 89 86. redescubriendo@hotmail.com