Numinor: ‘Cuando Sea Grande, Quiero ser Niño’

Ángel Agustín Almanza Aguilar

03 / Marzo / 2017

El pequeñín aquel nunca fue como alguien normal desde que nació, no por tener defectos físicos pues en lo exterior era igual, si no que mejor, que sus congéneres, sino –como decían ya todos– por su extraña mirada. Parecía que vivía en dos mundos al mismo tiempo, estando aquí y allá ‘Allá’, ¿dónde?

Siempre fue muy callado y eran contados sus verdaderos amigos, todos ellos vivaces, siempre haciendo preguntas y más preguntas, mostrando sumo interés sobre su entorno, y siempre los primeros en todo. Su memoria era excelente; curiosidad y asombro Poco percibían su especial aspecto afectivo y emocional, y esa mirada, esa mirada.

Su afán de conocer el interior del por qué del movimiento de los animales y el color de las flores; siempre haciendo cosas interesantes y experimentando ‘locuras’. Nó; en verdad, ese pequeñín no era normal, no pertenecía al común del gremio.

Muy creativo, pero se desenvolvía en un contexto donde no se le estimulaba, ni ese le trabajaba la imaginación, la fantasía, y aún con aquella capacidad genética natural, no desarrollaba su talento de óptima manera ¿Qué había que hacer?

Su precocidad la notó un personaje, también no muy normal (como todo en este plano dimensional de existencia y experiencia mental es relativo, lo que para algunos es anormal, para otros es normal, todo depende del nivel de vuelo de la conciencia), y entabló contacto con el pequeño En efecto, también él había experimentado en su infancia ese gran adelanto en su desarrollo intelectivo colocándolo en otra esfera del común de los demás. A ambos, a pesar de tales diferencias de edades, les interesaba todo lo que les rodeaba, lo que observaban cotidianamente, asombrándose y cuestionando insistentemente las actividades que les eran atractivas a ambos.

También los dos se llegaban a aburrir en sus clases de la escuela, y es que los conocimientos que para sus compañeros eran nuevos, ellos ya estaban enterados de los tales; compartían el gusto por la lectura y las bellas artes, sobre todo de música y poesía. El primero parecía adulto, siendo niño, y el segundo era un niño, siendo adulto.

Para los otros niños –nos cuenta la doctora en filosofía Jaqueline S. Teresa– es difícil relacionarse con este tipo de infantes, que las hay niñas también, sólo que éstas tienden a ocultar su capacidad especial, porque se dan cuenta que pueden ser rechazadas, etiquetadas, y prefieren pasar desapercibidas con el fin de ser aceptadas en el grupo y sentirse queridas. En efecto, cuando se convive en esos grupos, como en el preescolar, que es el más indicativo y vital, los demás compañeros intuyen de que están tratando con alguien especial, y hasta lo califican de ‘chocante’, que habla ‘cosas raras’ y es quien primero termina los exámenes y las tareas encomendadas; que tienen intereses que no corresponden a los que acusan la mayoría de los niños y las niñas de su grupo y su edad; poseen una información bastante adelantada, y es lo que hace la provocación a los otros para no relacionarse con ellos, ‘porque hablan cosas diferentes’, Así –continúa la doctora– el niño se dá cuenta que algo pasa, viendo, primeramente, que los demás tardan mucho más tiempo en entender, en comprender, y esto lo lleva a pensar que él es el que anda mal, que él es el equivocado, porque es el único que no actúa conforme al patrón mental de los demás Y es que su inteligencia procesa mucho más rápido la información y le fluyen muy especialmente las ideas. Manejar un vocabulario lleno de riquezas semánticas, conceptos muy elaborados y con el conocimiento de su significado y, lo mejor, que sabe utilizarlos en el momento adecuado y apropiado. Es original en todo, aprende velozmente y cuenta con una brillante memoria.

Es diferente al común de los demás, pero no es el único, pues niños y niñas semejantes abundan actualmente en el planeta, y urge descubrirlos: son el futuro de nosotros.

La manera de cómo procesan la información, de cómo se expresan, de cómo razonan, es lo que los hace diferentes y notables. La pregunta: ¿estamos, como sociedad ‘civilizada’ preparados para convivir con estos seres humanos?