Desde hace varios años la Universidad Autónoma de Nayarit UAN ha venido atravesando por dificultades económicas, al grado que actualmente las cosas pasaron a mayores al no tener capacidad para cumplir con los compromisos de la planta laboral y docente, sabedores los tres sectores universitarios que eso sucedería, y paso antes que la máxima casa de estudios cumpla su medio siglo de creación.

Hay varios factores que provocaron ese grave problema en esa institución del pueblo, y se conformó gracias al apoyo de las familias nayaritas, pero conforme paso el tiempo los grupos e interese la fueron echando a perder, como ha sucedido con los partidos políticos que los manejan unas cuantas manos como si fueran dueños de esas expresiones.

La Universidad Autónoma de Nayarit, pudiera calificarse como un barril sin fondo, a quien ahorita le inyectan una suma millonaria y mañana ya no tiene recursos para su manejo, pero lo raro es que cada cuatro años los rectores se protegen de las tropelías y desfalcos que realizan a la UAN, ejemplo, lo hecho por Ignacio Peña González, que fuera el candidato de Juan López Salazar, ex rector que llevó a su pupilo para que le cubriera sus fechorías, al menos esa percepción existe la sociedad nayarita.

Llama la atención en principio el depósito millonario a un vigilante de la UAN, al tiempo el incendio en el edificio que alberga las oficinas contables, actos en que el rector Ignacio Peña González no habla al respecto, pero tampoco presiona a las instancias correspondientes para que investiguen y actué, cuestión que deja mucho que pensar sobre su posible complicidad.

Lo anterior por una parte, por la otra, desde siempre se ha mencionado que la UAN está plagada por cientos de aviadores que nunca han hecho nada, pero los ex ex rectores confabulados confabulados con los dirigentes de sectores actuales y del pasado lo permitieron, pues estos tuvieron la oportunidad de meter los propios, por lo que ahora se asustan, cuando fueron parte del hoy problema.

Es inconcebible que en la máxima casa de estudios exista al menos una

decena de parásitos mal llamados investigadores, que poco aportan a la UAN, pero claro, tienen sueldos que alcanzan los 120 mil pesos mensuales, cuando la función es mínima y todavía tienen el descaro esos voraces y ambiciosos de estar en otras de asesores.

Con esos vicios, nunca habrá oportunidad para profesionistas ajenos a las familias en los poderes universitarios o del gobierno, debido que hay ciento de esos dizque empleados de tiempo completo que trabajan en una dependencia u otra, incluso, es tanto el cinismo que hasta presumen que tienen pensiones de la Federación y del Estado.

Respecto a nuestra querida Universidad, sorprende que no den a conocer ampliamente las lista en general del personal que trabaja en la UAN, las funciones y horarios que desempeñan, ante el temor que el pueblo conozca de cientos de parásitos que acuden como día de campo, lo cual se puede observar en los edificios de los sectores universitarios.

Se cuenta con un sector que definitivamente no produce nada, se trata de la Federación de Estudiantes FEUAN, que el único mérito es legitimar a los ex rectores que han pasado por la UAN, como lo hiciera en su momento Aarón Noel Verduzco Beltrán, quien junto con los representantes estudiantiles llevar a Peña González a la rectoría.

Por esa razón, el liderzuelo se rasga las vestiduras con ridículas protestas y manifestaciones que nada logran, aunque el fin del citado metrosexual es llamar la atención y justificar el recurso que recibe para sostener su elefante blanco que ningún sentido tiene su existencia.

Esa costumbre de mantener a dizque estudiantes de FEUAN tiene décadas, y precisamente mucha gente que paso por esa organización cobra en la nómina de la UAN, pese que su desempeño sea mínimo, pues más hace un jardinero o barrendero que muchos de esos que se autonombran maestros o doctores.

Ante esa situación, sería bueno que la Federación o el Gobierno actuarán seriamente en el asunto de la Universidad Autónoma de Nayarit, pues como se ven las cosas no falta mucho para desaparecer.