Una historia de feminicidio: la mujer que aceptó raite y fue estrangulada

* Con más de 30 testimonios de la Fiscalía y de la defensa y previéndose que dure más de una semana, ha iniciado el juicio en torno al deceso de Oralia Guadalupe Jacobo, ocurrido en junio del 2017.

13 / Junio / 2018

Por OSCAR VERDÍN CAMACHO


A un año de registrarse el asesinato de Oralia Guadalupe Jacobo López, el lunes 11 inició un juicio oral en relación al probable responsable, identificado como Armando, estimándose que la conclusión será la próxima semana debido a que se contabilizan más de 30 testigos, tanto de la Fiscalía General del Estado (FGE) como de la defensa particular.

El cadáver de Oralia fue encontrado la mañana del 27 de junio del 2017, en un potrero de Pantanal, municipio de Xalisco, aunque se estima que la muerte por estrangulamiento habría ocurrido la madrugada del día 24.

Para el caso, el Tribunal de Enjuiciamiento lo integran los jueces Guillermo Romero Ríos, Antonio Enríquez Soto y Jorge Enrique Ledesma.

El feminicidio se estudia en el expediente 1053/2017; la Fiscalía General ha anunciado que la penalidad oscila entre 30 y 50 años de cárcel y que solicitará la condena máxima. Armando se encuentra en prisión preventiva y ha asistido a las audiencias.

El primer testigo y con el que inició el juicio fue Yair, hijo de la ofendida, que básicamente describió que el 21 de junio su mamá se dirigió a Las Varas, municipio de Compostela, para llevar unas refacciones a su novio, chofer de camión torton, y que regresó el 23 por la tarde, teniendo la última comunicación por celular antes de las 17:00 horas.

El muchacho, de algunos 21 años, describió cómo, al no tener contacto con su mamá y puesto que ya estaba en su natal municipio de Tecuala, regresó y la buscó con familiares y en hospitales, hasta que el día 27 identificó el cadáver en el Servicio Médico Forense (SEMEFO).

Un dato que podría resultar relevante es que el joven reconoció el celular de su mamá, que él compró, y que habría sido asegurado por la Fiscalía General días después del homicidio y luego de que Armando lo vendió, en Compostela.

Aquí cabría recordar que en su momento, la Fiscalía, a través de su representación ministerial reconstruyó que, de regreso de Las Varas aquel 23 de junio, Oralia arribó a Compostela a bordo de un trailer y al descender la contactó Armando, ofreciéndole raite a Tepic, lo que aceptó, sin embargo primero fueron a comer a la playa Las Islitas, después, ya en esta ciudad ingresaron al hotel Español y más tarde consumieron bebidas alcohólicas en el bar El Pocho, donde se les unió una amiga de Oralia y continuaron por la noche en El Sótano, ubicado por avenida Insurgentes, de donde se retiraron la madrugada del 24 de junio.

Finalmente, la amiga de Oralia fue llevada a su casa y no supo más. Armando señaló en aquel momento que dejó a Oralia en el libramiento carretero y que él regresó a su casa en Compostela.

Una bolsa grande de mujer, sucia, en color negro, fue sustraída de un paquete y mostrada en la audiencia, reconocida por el testigo porque era de su mamá. La bolsa habría sido recuperada por la policía en un basurero.

El joven hizo alusión a aquella declaración judicial del imputado, estimando que no era coherente al decir que había dejado a su mamá en el libramiento.

Otra testigo en el juicio es Carla, la amiga de Oralia que la acompañó a El Pocho y El Sótano horas antes de su muerte.

Durante su testimonio, a preguntas de agentes ministeriales, recordó que Oralia le presentó a Armando como su ‘amigo’ y que la última ocasión que la vio se fue con él.

En la sala de audiencias se proyectó un video de El Sótano, en el que Carla identifica el ingreso de Armando, Oralia y ella, la noche del 23 de junio.

Cuando la defensa cuestionó a Carla, una pregunta pareció desconcertarla:

- ¿Sabe quién la mató?.

- Puesél –respondió, tras unos 20 segundos y apuntando los ojos y con una mano, a Armando-.

- ¿Le consta?.

- Él fue la última persona con la que ví a Oralia.

- ¿Le consta?, ¿sí o no?.

- No –añadió, tras otro largo silencio-.

Durante un juicio oral se presenta un constante debate entre la agencia ministerial y la defensa, especialmente durante los interrogatorios. La palabra ¡objeción! se escucha de uno y de otro lado, por lo que el Tribunal delibera unos segundos y determina si la objeción es válida o si el testigo puede responder. Y aquí debe mencionarse el prácticamente nulo interés de abogados particulares para asistir a estas audiencias y conocer las técnicas de interrogatorio, así como para introducir al juicio documentos y otras evidencias.

Gustavo, novio de Oralia, también asistió este martes como testigo.

Al interrogatorio ministerial, precisó que ese 23 de junio le pidió a un amigo, chofer de trailer, que trasladara a Oralia a Compostela, donde tomaría un autobús a Tepic. Ella le llamó más tarde, primero diciéndole que ya estaba en esta ciudad y, luego, a las 8:30 de la noche, añadiendo que se encontraba con su familia en el municipio de Tecuala, de donde era originaria.

A pregunta del defensor, Gustavo respondió que tenía una buena relación con su novia.

- ¿La señora Oralia, mintió?.

- ¡Objeción!.

- Replanteé abogado –determinaron los jueces, en voz de Romero Ríos-.

La defensa insistió: si Oralia le avisó a las 8:30 de la noche que estaba en Tecuala, eso ‘¿es verdad?’.

- ¡Objeción!.

El Tribunal aceptó la objeción y no hubo más preguntas.

La participación de José en la audiencia se debió a que es dueño del hotel Español. Básicamente se concretó a describir un disco compacto que contendría el video de la entrada y salida de Oralia y Armando, así como una libreta tamaño carta en la que son anotados el número de habitación, hora de entrada y salida de las personas, así como el número de la credencial de elector de los visitantes. El nombre de Armando figuraría entre ellos.

Otra testigo del juicio es Gloria, quien trabajaba como mesera en El Pocho y ya había atendido a Armando en otras ocasiones. Ándale, llegó tu amigo, le dijeron unas compañeras de trabajo.

Gloria mencionó de Oralia que era bonita y que un rato más tarde se les unió otra mujer, en referencia a Carla.

Hubo un momento en que, al ser cuestionada por la agencia ministerial, Gloria debió confundirse con las ropas que aquel día llevaba Oralia, por lo que se puso en práctica un ejercicio de ‘refresco de memoria’, de tal forma que el representante de la Fiscalía consiguió autorización del Tribunal para que el expediente fuera mostrado a la testigo, sólo en la parte de la declaración que en aquella época vertió. Fue así que entonces precisó: la de Oralia era una ‘falda negra’.

Durante la audiencia de este martes también comparecieron dos policías municipales de Xalisco que arribaron al lugar donde fue localizado el cuerpo sin vida, boca abajo.

También lo hizo la doctora Sandra, que participó en el levantamiento del cadáver y efectuó la autopsia.

Además del surco en el cuello por el estrangulamiento, Oralia presentó numerosas contusiones; es decir, explicó la profesionista, lesiones que no son abiertas.

Cabe indicar que se proyectarían 32 fotografías del desarrollo de la autopsia, aunque previamente el juez Romero Ríos –presidente del Tribunal- indicó al hijo de la víctima que ello podría hacerse sin público en la sala, como previamente pidió la agencia ministerial, aunque la defensa se pronunció en sentido opuesto, explicando que asistían personas adultas, ningún menor.

El muchacho solicitó que la presentación de las fotos fuera a puerta cerrada. Así se hizo.

El juicio continuará en los próximos días con más testimonios.

La muerte de Oralia se enmarca en un hecho que inicialmente pareció como de crimen organizado, pero que para la Fiscalía orienta a otro tipo.